Hugo Neira

Democracia en Perú ¿contra el abajo del abajo?

Democracia en Perú ¿contra el abajo del abajo?
Hugo Neira
09 de mayo del 2016

El país de lo distrital, del común, ha votado masivamente por Keiko

Tomo la pluma para comentar la actualidad —en realidad ya no se toma la pluma sino el mouse, el ratón— acaso la primera vuelta y la tercera que viene a ser el 2021, pero me atraen también otras noticias. En Londres, Sadiq Khan, británico de origen musulmán, acaba de ser elegido alcalde. La capital del Reino Unido admite ser cosmopolita. Es una noticia saludable en una Europa cabezona con el tema de los inmigrantes. ¿Cómo negarles el asilo sin contrariar sus propios valores? ¿Cómo admitirlos si el empleo es escaso? No es un asunto sencillo. En suma, un asunto externo. El amable lector no debe sorprenderse. Casi un siglo atrás, Lima solo tenía 200,000 habitantes, pero un joven pensador iniciaba su vida intelectual escribiendo sobre «la escena contemporánea» y, mucho más tarde, «la realidad peruana». Si José Carlos Mariátegui y su generación —Haya, Porras, Basadre, Vallejo— concebían su vida tomando en cuenta lo internacional y lo nacional, ¿cómo no ahora, en tiempos de globalización? Por mi parte, tengo el alma cosmopolita y a la vez vernácula.

Y bien, ¿qué hacemos con los saludables terremotos? Me refiero a lo que ocurre cada cinco años a los peruanos en las urnas. El 2011 fue una catástrofe. Me hallaba de comentarista en el diario La República. Entonces escribí: «Esta es la peor campaña electoral de la historia del Perú que por mi parte haya presenciado. (…) Las exposiciones de candidatos parecían para gerentes de obras. Ha faltado la política misma». Y semanas más tarde: «A la clase política le deberemos sus propios funerales. (…) El país democrático colapsó». Dije, pues, «las cosas como son» y no como algunos, solo para quedar regios. Y por decirlas, me pidieron que dejara de escribir. Y si ahora gloso esas dos crónicas, es porque el drama se repite. Andamos al borde de otro gigantesco error. Las urnas han hablado y seguimos sin comprender.

Hace cinco años la segunda vuelta era dos opciones no democráticas: la de Ollanta Humala antes del abandono de «la gran transformación» y una Keiko todavía pegada al padre. Ninguno auguraba un régimen institucional. Hoy es diferente. PPK sigue siendo el mismo demócrata. Y Keiko responde que sí lo es, y está claro que no busca un golpe, sino remozar un partido. Por mi parte no creo que venga una dictadura, ni de ella ni de nadie. No estamos en los 90. Mi temor es otro. La presente legitimidad se está jugando la vida. Tras la primera vuelta no solo hay un congreso con mayoría naranja, sino una ocasión extraordinaria que asegura la dación de leyes y llevar adelante las reformas constitucionales en puntos precisos. Pero hay algo que se calla. El voto en provincias y en distritos, en «las menores circunscripciones político-administrativas del país». En ese punto, la ONPE no dice todo lo que sabe. Pero en Lima todo termina por saberse.

Unos exalumnos míos me traen esta información. Sobre un total de 1903 distritos, Keiko habría ganado en 1080 de ellos. Sigue Verónika Mendoza, con 558. Y PPK con 265. En resumidas cuentas, el país de lo distrital, del común, ha votado masivamente por Keiko, incluyendo zonas urbanas. Los resultados por distritos no aparecen en la ONPE, salvo en el mapa que aquí publicamos.

No soy el gerente de una encuestadora, ellos hacen surf sobre la espuma de la opinión. Lo mío son las estratificaciones, lo tectónico social, lo jurásico o cretáceo. Y solo sé que es erupción. De algo que está «en el abajo del abajo» que decía Arguedas. En el magma humano de los pequeños pueblos y la gente corriente. Segunda vuelta, PPK, el sector A, B, y parte del C, ¿contra ellos?

Algo pasa, estamos en otra época. Miren al islámico Khan en Londres, creció en un barrio para pobres, tuvo que pegar trompadas para que no lo llamasen «paki». Pero eso ocurre en Londres, cuyos Lores pasarían, entre nosotros, por incómodos izquierdistas.

Seamos sinceros, la pauta peruana dominante sigue siendo colonial. Consiste en temer y excluir a todo lo que venga de abajo. ¿Qué pasará si le vuelven a tirar el tablero por las narices a los fujimoristas? Eso hicieron con los apristas en los años 30. Y hundieron el siglo XX. Chau, desarrollaré ese tema el próximo viernes. Hasta que pasen los idus de marzo, dos veces por semana.

 

Por: Hugo Neira

Fotografía: Wikipedia

 

Hugo Neira
09 de mayo del 2016

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