Juan Carlos Valdivia
Cuatro mentiras
Una mentira mató mi alegría
Con dos mentiras se fue mi ilusión
Con tres mentiras se ahogó la esperanza
Cuatro mentiras mataron mi amor
(Corazón Serrano)
El popular grupo de cumbia nos presenta un derrotero de a dónde lleva la mentira en una relación de pareja. Quizás podemos hacer un símil en lo que sucedería con un Presidente de la República que permanentemente miente en sus declaraciones. Siempre se ha pensado que quien ocupa la primera magistratura debe ser un ejemplo de probidad. En Estados Unidos incluso se ha construido la leyenda de que George Washington, su primer presidente, no mentía desde niño. Pero los presidentes, más allá de las idealizaciones, son humanos y mienten. Hay algunos que lo hacen por razones de Estado y otros solo por ocultar algunos hechos, o por acomodar los mismos a un escenario mediático que se busca construir.
Esto viene a cuento por las declaraciones que viene haciendo el presidente Kuczynski a raíz del descubrimiento de los negocios que organizaba quien fuera su consejero en las oficinas que ocupaba en Palacio de Gobierno. El presidente busca tomar distancia haciendo afirmaciones reñidas con la verdad. ¿Por qué no se dice la verdad? ¿Se busca ocultar algo o construir una verdad mediática? Como en la canción, son cuatro mentiras las que PPK ha lanzado los últimos días, afectando la credibilidad de quien ejerce la jefatura de Estado; de quien, como dice la Constitución, personifica a la nación.
Una mentira mató mi alegría
“Renunció porque tenía mucho trabajo. Sigue atendiendo en el Loayza”, esta fue la explicación que dio el presidente Kuczynski cuando se le consultó en Palacio de Gobierno respecto a la renuncia de su consejero presidencial, el médico Carlos Moreno, difundida el día anterior. PPK mintió. Él sabía que Moreno había renunciado porque se le había confrontado con los audios y las transcripciones de las conversaciones que hoy todos conocemos. El presidente quiso ocultar la crisis. Esfuerzo inútil. Y la mentira quedó en la memoria de los ciudadanos.
Con dos mentiras se fue mi ilusión
“Enterados, a los diez minutos lo botamos” dijo el jueves pasado el presidente, tratando de hacer creer a la ciudadanía que había tenido firmeza con quien fuera su consejero. Mintió nuevamente, esta vez para desmentir sus propias declaraciones anteriores y a la misma resolución que acepta la renuncia de Moreno y le da las gracias por los servicios prestados. No lo botaron, en el mejor de los casos le pidieron la renuncia y le agradecieron por el tiempo que permaneció en Palacio. Y a pesar del reclamo de congresistas y líderes de opinión, la resolución no se ha revisado ni se ha anulado. Carlos Moreno tiene una resolución, con la firma del presidente y del premier, que le agradece por los servicios prestados.
Con tres mentiras se ahogó la esperanza
“El Consejo de Estado es un organismo legal”, dijo después de almorzar con Alan García. ¿No sabe el presidente Kuczynski que el Consejo de Estado no existe en nuestra legislación? ¿Su ministra de Justicia, asesora legal del gobierno, lo ha engañado? PPK volvió a mentir, esta vez para tratar de indisponer a la presidenta del Congreso, quien no se prestó a participar en una reunión; cuando los problemas de corrupción se habían presentado en la oficina al lado de la del Presidente de la República.
Cuatro mentiras mataron mi amor
“No trabaja en Palacio” afirmó el Presidente de la República el pasado sábado, cuando los reporteros le preguntaron sobre la situación de Rossella Alberti, funcionaria del área de protocolo de Palacio de Gobierno. ¿Puede negar el presidente a la Alberti? La ve cada vez que hay visitas en Palacio, ha viajado con ella a la China ¿y ahora sale con que no trabaja en Palacio? ¿Puede negar a una colaboradora tan cercana como Rossella Alberti? Si la Alberti no trabaja en Palacio, ¿cómo tiene un anexo asignado y una cuenta de correo electrónico asignada en la Presidencia?
¿Puede el Presidente de la República mentir? Más allá de las interpretaciones legales, hay un problema que afecta su credibilidad. Quizás en otras posiciones sus declaraciones no tuvieran tanta repercusión, pero ejerciendo la primera magistratura es difícil que no se tome en cuenta. Poca responsabilidad al declarar, o quizás desprecio por la capacidad de los ciudadanos peruanos, lo cierto es que Pedro Pablo Kuczynski debería ser cuidadoso con sus declaraciones. El presidente de todos los peruanos no debe mentir. Menos aún cuando de casos de corrupción de su entorno se trata.
Juan Carlos Valdivia
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