Hugo Neira
Contra el presente vergonzante
¡Hay que hundir a la China! ¡Qué miedo, los cholos al poder!
“Cuarto poder” se ha lucido. Que Joaquín Ramírez tiene desde hace tiempo un seguimiento en una fiscalía no es ninguna novedad. Ni que los narcos siempre intentan vincularse a políticos, funcionarios y policías. Eso se sabe, es una lacra, pero no se juega sobre ese tema. Se verifica. No todos los políticos y funcionarios, ni todos los policías. El propósito de la inventada noticia era vincular a Keiko, sí o sí, con la delincuencia. Como ejemplo de manipulación pasará a los anales del periodismo canalla. La llamada a la DEA pudieron hacerla si fuesen serios. Pero no verificaron nada. Soltaron una bomba a pocos días de una elección presidencial, una de las más dramáticas y decisivas de nuestra historia. Como ejemplo de sesgo y deliberada mala fe, difícil de superarla.
Lo que han hecho en ese canal no es sino la continuación de los diarios “chichas” del señor Montesinos. ¡Cómo se nota que ha dejado una escuelita! Con métodos como esos atacaron a Gustavo Mohme Llona, produciéndole disgustos que lo llevaron a la muerte. Con la megacomisión demolieron a Alan García. El comunicado de la DEA llegó pero igual sigue la campaña. En el Perú es un clásico echar lodo a un político.
En la imagen que acompaña esta nota se ve a un hombre nadando. Es una foto de Víctor Raúl Haya de la Torre. Pues bien, a ese hombre que practicaba deportes toda su vida, austero, disciplinado, al jefe del aprismo, le dijeron absolutamente de todo. Los apristas de hoy son demasiado generosos y no mencionan esas cosas. Pero yo me acuerdo. Era un muchacho, cursaba estudios en el Melitón Carvajal. La idea de esas grandes unidades escolares fue de un general Juan Mendoza (que Dios tenga en la gloria), pero también es cierto que nos distribuían folletos. Eran unos folletos infames. Tiempos de Odría. La inmundicia del odio político acompaña a Haya hasta su muerte. La foto proviene de un libro de la Fundación Armando Villanueva que me acaban de entregar y que contiene cartas de Haya, la revista Apra y textos de Villanueva. Lo comentaré más adelante.
En cuanto al narcotráfico, hace rato que Francisco Durand, profesor en los Estados Unidos, sostiene que hay tres economías en Perú. Formal, informal y delictiva. Pero los lazos crapulosos hay que probarlos. Todos sabemos que existe otra lacra, la información sesgada. Hay operadores (invisibles) a los que interesa el efecto emocional. Y para eso nada mejor que un psicosocial. Lo que diga o no la DEA no cuenta. Van a seguir con el tema.
A los del psicosocial montesinista contra la candidata que no les gusta, mis respetos. El complot ha sido brillante. Es la proeza de misteriosas centralitas, del uso (clandestino) de equipos que desaparecieron, del manejo malicioso del poder mediático para llegar a las masas. En Colombia tenían paramilitares en el campo. Aquí paracomunicadores. Cada país tiene el fascismo que puede. No hablo de la TV. Hablo de los que cocinan estos psicosociales. Entre tanto, el país se va al diablo. Los jóvenes de San Marcos reciben balazos. Los narcos existen, pero no asedian a un único partido. Se meten por todo lado. Claro que necesitamos información. Pero es de elemental ética profesional verificar lo que se va a lanzar a los aires.
El mal existe. Y no es solo cocaína. Es una droga aún peor. La poca disposición a la verdad. Reina una disposición en nada republicana. Consiste en no admitir que el otro respira. Una democracia tiene requisitos que nos son ajenos. El amor por la veracidad. Y el respeto a los votantes. Entonces, ¿para qué fingimos tener elecciones? Un candidato, encima mujer, gana en mas de 1,000 distritos, en el país de los pobres, ¿y eso nos tiene sin cuidado? ¡Hay que hundir a la China! ¡Qué miedo, los cholos al poder! Los imagino satisfechos, están en una cruzada contra el mal, y el mal son ellos. Creo que el Estado Islámico es mucho más claro. No tiene elecciones. A propósito, Joseph Humire dice que en Apurímac ya hay una base iraní (El Comercio, jueves 19.05). Quieren convertirnos al Islam. ¡Pero sí ya somos islámicos! Campeones en intolerancia.
Hugo Neira