Hugo Neira
Capitalismo. “El gato de siete vidas” y Ramón Tamames
Tres categorías para comprender la actualidad económica
Vamos a ocuparnos de un libro cuyo autor, no lo escondo, es amigo mío. Y de unas “circunstancias”, para no olvidar a Ortega y Gasset. El hombre “es el yo y sus circunstancias”. Lo tengo clavado no sé si en el cerebro o en el lugar de la conciencia. Ahora me explico por qué los nazis y los estalinistas —si te salías de lo “políticamente correcto”— te enviaban al otro barrio con un tiro en la nuca. Pero no hablemos de cosas feas. El libro se titula El último siglo económico. Su autor es Ramón Tamames. Español que estudió economía en donde se tiene que estudiar, en la London School of Economics. Y luego, además de ser catedrático en la Autónoma de Madrid, tomó la postura más sana en los decenios del crecimiento económico compulsivo de Francisco Franco, o sea ser comunista. No se decía de izquierda, eso vino después. Nada que ver con los años duros.
Hablaré del libro y del amigo Tamames. El estuvo entre los que se enfrentaron al franquismo cuando Franco vivía, cuando nos conocimos. Vargas Llosa llegó después, cuando la mesa estaba servida. A Tamames hoy lo invitan a todas partes para dar conferencias. Y puede estar en Asia o cualquier confín del mundo, igual me informa de sus recientes textos. Y Claire lo pidió a Amazon. Es un libro pequeño y sabio. En 154 páginas está todo. Lo que se llama todo. Taylorismo, fordismo, el New Deal de Roosevelt, Keynes y Schumpeter. Marshall y Gorbachov, Mao y Milton Friedman. El hundimiento del comunismo y el Muro de Berlín y la China emergente. Y “la exuberancia irracional de la Nueva Economía”. Y “la amenaza proteccionista de Trump” y “África emergiendo”, porque China la ha vuelto su campo de experimentos.
Pero alguien me dirá; “Muy bien, ¿pero qué hacemos ahora? ¿Y qué es lo que está pasando?”. No me tomaría el trabajo de comentar a Tamames si no trajera, además de la síntesis, algo nuevo. El libro trae la imagen de un gato, una metáfora, “las siete vidas del capitalismo”. Mala noticia para los marxistas congelados o los liberales altaneros. Tamames ha estado hace poco en el Acuerdo de París (2015), convocado por Naciones Unidas, para pensar cómo frenar el calentamiento global. Sostiene que ha muerto hace rato el capitalismo manchesteriano. Y la complejidad del mundo la abraza a partir de tres categorías. A saber, SEM. Luego, EB y luego SOS. ¿Qué es SEM? La economía mixta. ¿Lo ha leído bien el lector? Ha dicho mixta. Y lo que sintetiza en EB es el Estado de Bienestar. No lo dice, pero se me ocurre: los escandinavos, los canadienses, etc. Luego se agrega SOS (sostenibilidad), es decir, otra forma de organización de las sociedades actuales. ¿Lo ha escuchado así por estos lares? Ha dicho “Estado” y ha dicho “bienestar”, no de unos cuantos, sino educación, salud y seguridad para todos. ¿Qué horror, no? Para los de abajo, los pobres, los cholos, con bajísimos salarios.
A propósito, ¿qué le pasa a la bancada de Fuerza Popular? Con eso de los muchachos, trabajando gratis por tres años, so pretexto de aprendizaje, ¿están volviendo a reinventar el cholo barato? ¿Están mal de la cabeza, o qué?
Volviendo a Tamames, lo conocí en el diario Madrid. Yo era parte de ese diario de oposición al Gobierno de los últimos años de Franco. No pueden imaginarse cómo era eso. Cada mañana, se enviaba un ejemplar al Ministerio de Información y Turismo que se ocupaba de la censura de prensa, y entonces un censor se leía lo que íbamos a poner en las calles, tomándose un chocolate con churros, desayuno muy madrileño, y diciendo a su capote, “vamos a ver qué han escrito los cabroncetes del Madrid”. Y si no le gustaba algo, una línea, cogía un teléfono especial, llamaba y decía “el diario no se mueve”. Y venía a los minutos una caravana de la policía y se llevaba la edición entera. ¿Y por qué yo andaba en el Madrid? Eso se los cuento otro día. Solo decirles que de esa vida mía, que ya va para larga, me hice, por el azar de las cosas, de amigos, pero de verdad. No por Facebook, Twitter, que son amistades fantasmales, aunque sumen millares. Soy capaz de viajar para encontrarme con amigos de carne y hueso y conversar y tomarnos un café (casi digo, sin bizantinismos). El culto a la amistad, por ejemplo con Jorge Nieto, que tuvo la gentileza, cuando era ministro, de presentar uno de mis libros en público. Tamames es de ese tipo de amigos.
¿Saben qué pasa? Hubo una época en que se militaba. Es decir, compromiso y riesgo a fondo. Por eso los amigos que uno se hacía eran de una nobleza ya casi desaparecida. A Tamames no le importó nunca el qué dirán. Fue comunista y deja de serlo ante la mutación del mundo. No pasó de sectario de la revolución a sectario del todomercado. De un ismo a otro ismo. Qué fácil. En cuanto a los que ahora somos, poco importa. Nos interesa lo real. Las sociedades cambian. En el Perú, nos han cambiado el pueblo. En suma, hemos entrado a una nueva era. Pero solo con el vientre y no con la cabeza. En fin, pienso que “lo liberal” y “lo social” tienen nexos. De eso, ya hablaremos.
Tamames les invita “de una sentada”, dice, a enterarse. De esa economía mixta (o social). En Lima nuestros tecnócratas solo escuchan a los economistas del FMI y el Banco Mundial. Hay otros capitalismos. Sean humildes. Lean.