La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Guerra ideológica, política y social alrededor de la minería
Los recientes acontecimientos en Las Bambas, que causaron la muerte del ciudadano Quintino Cereda y dejaron a veinte policías heridos, revelan algunas constantes en los conflictos alrededor de la minería: fracaso general del Estado —que recauda los impuestos de las compañías— en proveer servicios a las poblaciones adyacentes en salud, educación e infraestructuras; y mesas de diálogo y compromisos estatales que no se cumplen. En ese contexto, los sectores radicales antimineros demonizan a las empresas. Y, de pronto, el fracaso y la ineptitud del Estado se convierten en responsabilidad de las compañías.
Pero lo peor de todo es que al fracaso estatal se suma la abdicación de cualquier principio de autoridad: policías, fiscales y jueces, que se niegan a investigar a los radicales que bloquean carreteras, atentan contra la propiedad privada y pública y ponen en riesgo la vida de los ciudadanos. En otras palabras, el fracaso estatal empieza a organizar una tierra de nadie, un far west, en el que se impone la ley del más fuerte.
A entender de este portal, el fracaso o el éxito de la minería no es un asunto de los defensores de la minería. Es un asunto que compete a la democracia y toda la economía de mercado. Sin proyectos mineros el Perú estaría creciendo a menos del 2% y la impaciencia general organizaría un escenario favorable para los estatismos y las propuestas antisistema en el 2021. Siempre vale recordar que la minería representa el 50% de las divisas, el 20% de la recaudación fiscal y el 14% del PBI.
Si consideramos que el desastre nacionalista nos deja un Estado colapsado, en ruinas, y que la administración PPK es una de las más débiles e improvisadas de las últimas décadas, ¿qué se puede hacer? Creemos que así como el gobierno se plantea objetivos claros en reactivación económica y formalización, en seguridad ciudadana y agua y saneamiento, por ejemplo, debería proponerse un plan nacional para reconstruir el Estado y la sociedad en el corredor minero del sur.
¿Por qué el corredor minero del sur? En esta área —que abarca Cusco, Apurímac y Arequipa— se emplazan los proyectos de Antapaccay (US$ 1,400 millones), Constancia (US$ 1,700 millones), Las Bambas (US$ 10,000 millones), Ampliación de Cerro Verde (US$ 5,600 millones) y Tía María (US$ 1,400 millones). La producción de estas minas sumaría alrededor 810,000 toneladas anuales de cobre y se exportaría a través del puerto de Matarani. Asimismo, la cartera de proyectos mineros del Perú representa US$ 63,000 millones, pero el 60% se concentra en el sur.
Ahora bien, partiendo de la realidad del Estado y de la administración PPK, ¿qué se puede hacer para enfrentar los posibles conflictos que amenazan a las minas del sur? Una idea posible es que el jefe de Estado nombre un “zar” (un representante investido de poderes) para el corredor minero del sur, que tenga la capacidad de organizar y coordinar la actuación de los ministerios, las regiones y los municipios. Por ejemplo, un zar minero del sur sobre la marcha habría movilizado al Estado para resolver los 150 compromisos asumidos en las mesas de diálogo de Las Bambas y que el humalismo abandonó sin vergüenzas. También habría podido proveer de la información e inteligencia necesaria que señalara que el radicalismo preparaba una asonada en estas fechas contra el megaproyecto Las Bambas, que aporta el 1.5% del PBI nacional.
Pero eso no es todo. Así como el gobierno pelea por la reactivación económica y la seguridad ciudadana, en el afán de preservar el corredor minero del sur, el posible zar impulsaría una nueva relación entre el Estado, las comunidades y las empresas que, en la práctica, no solo potenciaría las inversiones mineras, sino que organizaría las bases de una reforma del Estado de abajo hacia arriba que podría ser un laboratorio, una experiencia paradigmática, para todo el país. En todo caso, la administración PPK tiene la palabra para construir un círculo virtuoso entre inversión privada, crecimiento, Estado y reducción de la pobreza.
Ilustración: Giovanni Tazza
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