A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
La región aumenta pobreza por gigantes de Mercosur
América Latina es una de las pocas regiones del planeta donde la economía se contrajo en 0.4% el 2015 debido, sobre todo, a los desastres de Venezuela (-7.1%) y Brasil (-3.5%). Y, como ya sabemos, la recesión no solo detiene la reducción de la pobreza sino que la aumenta. Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), las cosas no mejorarán el 2016 en la región, porque se prevé una expansión de apenas 0.2%. Considerando que el promedio latinoamericano de pobreza se sitúa en 28% de la población, semejantes tasas de crecimiento representan verdaderos crímenes sociales.
La crítica al desempeño económico de los países del Mercosur no significa un intento de canonizar el rendimiento general de América Latina. Incluso las expansiones económicas de los países de la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) no están a la altura de las necesidades: crecimientos menores a 3% apenas permiten seguir reduciendo pobreza. Es necesario reconocer que en la región ¡hay hermanos muchísimo qué hacer! Los gobiernos no han estado a la altura de las circunstancias cuando los precios de los commodities estaban al alza y las demandas de mejores entornos institucionales, mejor infraestructura, mejor educación e innovación están sobre la mesa. Crecer ahora exige nuevos estados.
Sin embargo una cosa es reconocer yerros y otra diferente es continuar en el error, en la tozudez ideológica. En Venezuela, Brasil, y la Argentina de los Kirchner hubo negativa casi dogmática al libre comercio y mientras la mayoría de los países latinoamericanos y el planeta entero se organizaban en función de Tlcs y acuerdos comerciales para aprovechar las nuevas condiciones y beneficios que desencadenaba la globalización, los gobiernos del Mercosur viajaban al pasado e insistían en los populismos y estatismos que prosperaron en el siglo pasado durante la Guerra Fría. Allí están los resultados: recesión e incremento de la pobreza.
Semejantes resultados representan una verdadera catástrofe ideológica para la izquierda latinoamericana. Recordemos que la negativa al libre comercio se formuló exigiendo “mejores condiciones de intercambio” para conseguir la diversificación económica, el desarrollo industrial y la reducción de la dependencia de los commodities. La relación entre la caída del precio del petróleo, de los granos y alimentos y la galopante recesión en los gigantes del Mercosur demuestra, con incuestionable claridad, que los estatismo y populismos han creado “modelos primario- exportadores” y absolutamente dependientes de los commodities.
Quizá por esa razón se ha detenido la ofensiva ideológica de la izquierda en el Perú. Antes de los desastres del Mercosur, en el país proliferaban y se multiplicaban los artículos de los llamados académicos en contra del modelo “neoliberal” o “primario exportador”. Después de los desastres estatistas, las cosas han cambiado. Ahora no atacan directamente a la economía de mercado sino que señalan que el neoliberalismo “intrínsecamente” niega la presencia de un estado fuerte y le terminan echando todos los males, desde la delincuencia hasta la informalidad, a la economía abierta.
No, señores; no amigos de la ideología antes que la realidad. La economía libre requiere un estado fuerte, la aplicación de la ley nacional y el desarrollo de la autoridad. Lo que es incompatible con la economía de mercado es el estado empresario, el proteccionismo, el estado regulador, las sobrerregulaciones interminables, y la voluntad de crear un sector estatal de la economía que ahogue y subordine la iniciativa privada y de la sociedad.
COMENTARIOS