A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
En Venezuela no hay cifras oficiales sobre la pandemia del Covid–19, porque el régimen chavista ha aplastado la libertad de expresión. No se sabe el número de infectados, de hospitalizados y de víctimas que deja el virus. Antes de la pandemia el sistema hospitalario de Venezuela ya estaba colapsado, porque no había agua, luz, agua potable, medicinas ni instrumentos básicos en los hospitales. Y algo más grave todavía: cualquier intento de informar sobre la tragedia sanitaria y la realidad de los nosocomios, por parte de la prensa independiente, es acallado con brutalidad. En este aspecto la dictadura no tiene contemplaciones.
Recientemente, la policía del régimen chavista irrumpió violentamente en las instalaciones del canal de televisión VPItv en Caracas y clausuró el periódico Panorama de Maracaibo. Según la dictadura comunista venezolana, los medios de comunicación no pagaban sus obligaciones tributarias y complotaban contra el régimen de Nicolás Maduro.
En cuestión de minutos fueron desmanteladas las cámaras, las computadoras, los equipos de transmisión y el mobiliario administrativo del canal, una de las pocas plataformas de información libre en Venezuela. Asimismo, otros medios de comunicación independientes del oficialismo han denunciado ser víctimas de ataques cibernéticos. El portal de noticias Tal Cual denunció la intervención de funcionarios del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributarias (Seniat) y la Comisión Nacional de Telecomunicaciones –Conatel, con más atribuciones que la pasada Oficina Central de Informaciones (OCI) de los tiempos de la dictadura socialistas de Juan Velasco en Perú –, encargada de controlar los contenidos de los medios de comunicación. Debido a esa denuncia, se ha desatado una feroz ofensiva de hackers en contra del portal Tal Cual.
“La persecución política continúa en Venezuela. La libertad de expresión ha desaparecido y los medios oficiales ocultan la realidad respecto a la pandemia del coronavirus”, señala Jorge Alberto, peruano radicado en Venezuela hace 40 años. En efecto, los contagiados por coronavirus no son recibidos en los hospitales de Caracas ni del interior del país. La propaganda en los avances en el sistema de salud de Venezuela se ha desplomado ante el avance de la pandemia.
Las personas contagiadas por Covid-19 que acuden a los hospitales por auxilio médico son rechazadas en los hospitales. Los “sacudidos” –“peloteados” en Perú– por el personal sanitario vuelven a sus casas y hacen lo recomendado por los infectólogos y entendidos valientes que se atreven a ofrecer tratamientos médicos para salvar vidas. Según nos cuenta Jorge Alberto, los contagiados hacen toda clase de inhalaciones y compran a precios exorbitantes azitromicina, ivermectina e ibuprofeno.
Según el compatriota, la mortandad en Venezuela es espantosa, pero ocultada por el gobierno comunista. Los medios que se atrevieron a decir la verdad han sido clausurados. Los periodistas no oficialistas que intentan obtener información de primera mano en los centros médicos son rechazados y hostilizados por las autoridades y su red de “comisarios”, denominados guardianes de la revolución. Las cifras de infectados observadas por la población no guardan relación con las publicaciones oficiales. “Maduro se llena la boca, se adorna diciendo que es el único país que ha logrado resolver el tema del Covid”, nos ha contado Jorge Alberto. La persecución a los medios independientes revela la desesperación del régimen por ocultar la tragedia sanitaria.
La tragedia venezolana debe detenerse y nunca más repetirse. De allí la enorme importancia de seguir informando sobre la realidad del país y llanero y reflexionar sobre el futuro de América Latina y el Perú. Cuidado, entonces, con las propuestas chavistas.
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