A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
Una noticia que ha pasado desapercibida, por diversos acontecimientos, tiene que ver con el fracaso del diálogo entre las delegaciones chavistas con la oposición venezolana en Noruega. Como sabemos, el Gobierno del país nórdico convocó a ambas partes para buscar una salida a la crisis política en Venezuela. Sin embargo, la delegación chavista jamás se allanó a la posibilidad de elecciones libres y transparentes, condición que exige el presidente interino, Juan Guaidó, con el apoyo del pueblo y la Constitución en la mano. En este contexto, una intervención militar por parte de los Estados Unidos empieza a aparecer viable.
Cuando muchos pensaban que se llegaría a un acuerdo pacífico en Oslo, y que allí se iniciaría un proceso de transición a la democracia, sucedió todo lo contrario. Los delegados chavistas representaron hasta el final la posición de su líder, Nicolás Maduro. No solo se negaban a dejar el poder, sino que le exigían a la oposición el adelanto de las elecciones de la Asamblea Nacional (único poder con mayoría opositora). De esta manera se frustró quizá el último intento de una salida pacífica y dialogada a la crisis venezolana. Nicolás Maduro, muy por el contrario, afirmó que el diálogo entre ambas partes resultó resultó positivo para Venezuela.
En este escenario, la única estrategia para la oposición venezolana y el presidente Guaidó pasa por persistir en la movilización del pueblo llanero, ampliar la convocatoria social y buscar influir en sectores más amplios de las Fuerzas Armadas venezolanas. Una revisión breve de los acontecimientos que juegan en contra de la dictadura económica: la tragedia económica, la hiperinflación, la pobreza generalizada, la crisis humanitaria y la movilización mayoritaria de la gente contra la dictadura. Sin embargo el poder militar, controlado férreamente por la inteligencia cubana, ha mantenido la fidelidad al régimen chavista. Sin lugar a dudas no es exagerado señalar que la dictadura no cae por el respaldo militar. En Venezuela todos saben que la mayoría de militares respalda a la oposición, pero faltan las condiciones políticas y sociales para que ese apoyo se exprese materialmente.
En este contexto la oposición venezolana le exige a Guaidó que utilice el artículo 187 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que, según el inciso 11, establece la posibilidad de "autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país". Y es que, tras agotar todas las medidas pacíficas posibles, todo indica que la única solución para el cese del régimen ilegítimo de Nicolás Maduro pasa por el apoyo de fuerzas extranjeras. Desde la Casa Blanca se ha afirmado innumerables veces que el Gobierno de Estados Unidos está dispuesto a colaborar militarmente con Juan Guaidó para recuperar la democracia. ¿Se atreverá Guaidó a asumir una medida de ese tipo? En cualquier caso las opciones se agotan.
Una eventual intervención militar por parte de los Estados Unidos no es el mejor de los escenarios. Es evidente. No obstante, la posición de Nicolás Maduro y el régimen chavista convierte lo extremo y lejano en algo posible. No solo se trata de la democracia y la libertad, sino de la peor tragedia humanitaria de la región en las últimas décadas. Según el Fondo Monetario Internacional, Venezuela terminará este año en 10,000,000% de hiperinflación, lo que aumentaría aún más la pobreza, que hoy bordea el 90% de la población. Venezuela no puede esperar más.
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