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Ante la posibilidad de que el país altiplánico se transforme en una autocracia, la oposición boliviana acudirá ante Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para impedir que el presidente Evo Morales se presente a una nueva reelección y sume cuatro mandatos consecutivos. La oposición boliviana se concentrará en Sucre, en donde la CIDH sesionará entre el 7 y 16 de febrero. La oposición altiplánica espera que la Corte se pronuncie en contra de la posibilidad de una nueva reelección. Vale señalar que el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de Bolivia ha autorizado la reelección de Morales malinterpretando el artículo 23 del Pacto de San José de Costa Rica. De allí que el pronunciamiento de la Corte sea urgente y fundamental.
Para entender el contexto de esta nueva crisis política en la región es importante recapitular todos los pasos que siguió “el hijo ilustre de Venezuela” —así se llama a Evo— para llegar a ser el jefe de Estado con más años de ejercicio en la presidencia boliviana. Morales llegó al poder en el 2006, elegido democráticamente. En ese entonces la Carta Magna de Bolivia prohibía la reelección. Sin embargo, en el 2009, un año antes de que se cumpla su primer periodo, convocó a un referendo para instalar una asamblea constituyente y redactar una nueva Carta Política.
La nueva Constitución permitía la reelección, y Morales pudo legitimar dos nuevos periodos (2010- 2015; 2015-2020). No obstante, en el 2016 Evo convocó a otro referendo para poder postular a un cuarto periodo. En esta ocasión la ciudadanía se pronunció en contra; pero el control institucional del régimen de Evo posibilitó que el Tribunal Constitucional autorizará la reelección, invocando el artículo 23 del Pacto de San José. El señalado artículo establece que todos los ciudadanos tienen derecho a participar en las elecciones presidenciales. Sin embargo, en ninguna parte promueve las reelecciones indefinidas, como han malinterpretado los jueces bolivianos. De esta manera, si la Corte precisa que una limitación a la reelección no significa una violación del Pacto de San José, entonces Evo se quedaría sin argumento para su reelección.
A entender de este portal, la CIDH, que sesionará en Sucre, no puede ignorar que en la nueva reelección de Morales, de una u otra manera, se juega la posibilidad de evitar calvarios a otro pueblo de América Latina. Por ejemplo, todo el mundo contempla estupefacto la tragedia humanitaria que el autoritarismo chavista —que se entronizó en el poder mediante referendos y reelecciones— ha desencadenado sobre el pueblo venezolano. Una tragedia sin parangón en la región, sobre todo considerando las enormes riquezas petroleras del país llanero. De allí la necesidad y urgencia de evitar un nuevo capítulo de autoritarismo, sobre todo cuando el Tribunal boliviano argumenta su criterio a favor de la reelección invocando documentos que se originaron el sistema interamericano de derechos humanos.
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