A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
El bloque se ha convertido en un foro ideológico del populismo
Ante la rotunda negativa de las representaciones diplomáticas de Paraguay, Brasil y Argentina para otorgar a Venezuela la presidencia pro tempore del bloque comercial regional Mercosur, el presidente Nicolás Maduro se ha “declarado en batalla” contra lo que ha calificado como la nueva derecha sudamericana organizada en la nueva “Triple Alianza”. Con semejante actitud, el autoritario presidente venezolano pone en peligro la existencia del Mercosur como bloque regional sudamericano, en un más de las crisis del bloque comercial desde su fundación en 1991. Analistas y expertos consideran que existiría dos salidas para esta nueva crisis: que Venezuela sea separado de forma momentánea del bloque comercial o que el Mercosur se extinga.
A las declaraciones de Maduro se sumó la publicación de un comunicado de la cancillería venezolana que tildó a los países opositores como “golpistas, extremistas e intolerantes”. Vale recordar que este año Uruguay debería ceder a Venezuela la presidencia del Mercosur por dos años consecutivos; hecho al que Argentina, Brasil y Paraguay se opusieron de forma terminante. Sin embargo, Maduro como la canciller venezolana Delcy Rodríguez reclamaron para sí la presidencia. Según las cancillerías de los tres países opositores —Argentina, Brasil y Paraguay—, Venezuela no puede asumir la presidencia del bloque comercial porque no ha cumplido el Protocolo de Adhesión firmado por Caracas en el 2006.
Según la cancillería brasileña, Venezuela ha incumplido pactos importantes como el Acuerdo de Complementación Económica número 18 (de 1991) que establece normas que incluyen el arancel cero para los productos de origen de los países del bloque. La representación brasileña también argumentó que el gobierno de Maduro incumplió el Acuerdo sobre Residencia para Nacionales de los Estados Partes del Mercosur, firmado en 2002.
No obstante el argumento de fondo de los tres países opositores para que Venezuela asuma la presidencia es que el país gobernado por el chavista Nicolás Maduro se ha convertido en un régimen autoritario y no puede conducir las riendas de un bloque comercial. “En Venezuela hay una violación absoluta de los Derechos Humanos”, ha dicho Mauricio Macri, presidente argentino. De otro lado, el canciller brasileño José Serra indicó que el régimen de Maduro tampoco ha cumplido el Compromiso con la Promoción y la Protección de los Derechos Humanos firmado en el Mercosur en 2005. Por tal razón es imposible que Venezuela asuma esa presidencia. De otro lado el gobierno paraguayo ha indicado que Venezuela debe liberar a los presos políticos de forma inmediata.
Es bueno saber que cuando Argentina, Brasil y Paraguay eran gobernados por líderes populistas de izquierda aceptaron —en el 2006— que Venezuela, con el difunto Hugo Chávez en la presidencia, se incorpore al Mercosur. El bloque regional dejó de ser un espacio comercial para convertirse en un foro ideológico del populismo sudamericano. Hoy Venezuela se ha convertido en una piedra en el zapato para los gobiernos democráticos de Argentina, Brasil y Paraguay, países que negocian un futuro tratado de libre comercio con la Unión Europea.
Sea cual sea el resultado (desaparición del bloque o salida venezolana) el Mercosur ha dejado de ser una herramienta de integración regional para convertirse en una muralla proteccionista. A diferencia de la Alianza del Pacífico, que agrupa a los países abiertos al comercio libre y al mercado, el Mercosur es un instrumento que —todo lo indica— no sirve. Una vez más se confirma que el libre comercio, en realidad, es la principal herramienta para la integración de las sociedades y los estados.
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