A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
Miles de pobladores bolivianos, en todo el país, rechazan en las calles el fraude electoral organizado en favor de Evo Morales, el presidente de Bolivia, y candidato a una cuarta elección presidencial consecutiva. Según los resultados del conteo rápido, publicado el domingo pasado, la diferencia de votos entre Morales y Carlos Mesa era de 7%. Morales, con el 45% de votos logrados, no tenía el 10% de ventaja necesaria para ganar la elección en primera vuelta. No obstante, el martes pasado, un reporte del Tribunal Supremo Electoral (TSE), al 95% de las actas, reportaba una diferencia de más de 9% de votos a favor de Morales, quien aseguraba que el voto de las áreas rurales le daría la victoria en primera vuelta.
Por su parte, los pobladores denunciaron y mostraron paquetes de actas electorales almacenadas, sin haber sido procesadas y embolsadas cuidadosamente, mientras la autoridad del TSE anunciaba haber realizado el escrutinio de todas las actas electorales. Por la ausencia de transparencia, porque se suspendió por casi un día la publicación de los resultados electorales, renunció al cargo Antonio Costas, vicepresidente del TSE. El presidente Morales reaccionó y señaló la intención de un golpe de Estado impulsado por la derecha y con ayuda internacional. El presidente boliviano se resiste a dejar el poder, tal como lo hacen las tiranías instaladas con el voto popular y prácticas plebiscitarias.
Evo Morales, “el hijo predilecto de Venezuela”, como se hace nombrar, gobierna Bolivia desde hace 14 años. La izquierda Latinoamericana lo presenta como el presidente socialista más exitoso. El marxismo mundial, como hizo con Hugo Chávez, lo señala como un líder continental. Para ellos, el modelo económico boliviano es ejemplar por los supuestos buenos resultados obtenidos en las actividades gasíferas y de exploración y explotación de litio. El estado empresario impulsado por Morales sería la alternativa al modelo de inversiones privadas de las sociedades abiertas de la región.
No obstante, los indicadores económicos de Bolivia no van de la mano con la propaganda favorable a Morales. Según el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía boliviana ha crecido en los últimos cuatro años no más de 4.0%. Un reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Bolivia, órgano del Estado boliviano, señala un crecimiento acumulado en julio 2018 de 4.44%.
El modelo económico de Morales, según el BM, no ha logrado levantar el Producto Bruto Interno per cápita de Bolivia. En 2017 era de US$ 3,394; mientras que en Perú, haciendo esfuerzos por mantener los mercados abiertos, era de US$ 6,572. La pobreza de la población —el indicador más importante para medir los resultados de las políticas económicas—, según el INE, afecta al 36.4% de la población, y la pobreza extrema afecta al 17.1%. En Perú, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en ese mismo año, la pobreza afectaba al 21% de la población, y la pobreza extrema al 3.8%. El modelo boliviano no es bondadoso con los pobres bolivianos.
En el sur peruano, Morales tiene muchos simpatizantes entre los que se encuentran algunas autoridades regionales. El ex gobernador de Puno Walter Aduviri (ahora preso) y Zenón Cuevas, de Moquegua, se reunieron con Morales en Bolivia para impulsar la venta de gas boliviano en Perú. Por el mismo motivo Juan Tonconi, gobernador de Tacna, se reunió con Gustavo Rodríguez, embajador de Bolivia en Perú.
Con el “modelo” boliviano no existen antimineros pretendiendo detener la producción de cobre para crear crisis social y económica para señalar que el modelo “neoliberal” ha fracasado. Como el petróleo en Venezuela, el litio, gas y agua y otros recursos naturales servirán para que el “modelo boliviano” se instale en la región, financiando al socialismo local y regional. Esa es la estrategia del Foro de Sao Paulo, la internacional socialista del siglo XXI en la región latinoamericana.
Por eso, la cuarta reelección de Evo Morales es defendida por el Grupo de Puebla (Foro de Sao Paulo) desde México, con el propósito de desestabilizar a los gobiernos adversos, como los de Ecuador y Chile. Ya lo dijo Diosdado Cabello, el número dos de la tiranía venezolana: “viene un huracán bolivariano”. Morales es pieza fundamental de ese huracán en el sur andino.
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