Globalización

La feroz batalla cultural que se libra en Occidente

El asesinato de Kirk y la impresionante movilización en Londres

La feroz batalla cultural que se libra en Occidente
  • 15 de septiembre del 2025


El asesinato de Charlie Kirk y la masiva reacción en las sociedades occidentales condenando la barbarie en contra del comunicador, y también la asombrosa movilización de más de un millón de ciudadanos en el Reino Unido –en defensa de la libertad de expresión y en contra de la migración sin Estado de derecho y sin leyes– inevitablemente revelaN que en Occidente se está produciendo una decidida reacción en contra de la hegemonía cultural de las izquierdas. Una hegemonía que ha llevado a estas corrientes a controlar los colegios, las universidades y el clero, y a influir decisivamente en las élites occidentales.

Una de las cosas más aterradoras de esta hegemonía cultural, por ejemplo, es la manera cómo se caricaturiza las posiciones de Charlie Kirk y se intenta presentarlo como un racista, un nazi y un promotor de la violencia por defender la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo con las posiciones de Kirk, pero no hay nada que lo identifique con esos adjetivos que levantan las corrientes de izquierda y el wokismo. 

Kirk era un comunicador que combinaba el mensaje de la revelación cristiana con la filosofía, tal como lo hacían hasta unas décadas atrás todos los activistas en Estados Unidos, incluido el gran Martin Luther King. Igualmente, Kirk defendía la Segunda Enmienda que establece el derecho de los ciudadanos a portar armas, tal como sucedió durante cuatro siglos y medio en la República de Roma, tal como lo propuso Maquiavelo en sus soberbios textos, y tal como lo plantearon los padres fundadores de los Estados Unidos. El hecho de que en Estados Unidos nunca haya existido un golpe de Estado ni intervención de las fuerzas armadas en territorio nacional tiene demasiado que ver con la Segunda Enmienda, con la idea de un pueblo en armas. ¿O no?

¿Por qué entonces el mensaje de Kirk en las universidades y en la juventud desataba tanto odio de las corrientes wokistas y se caricaturizaba brutalmente sus enunciados? Porque en Estados Unidos, en los países de Europa y en todas las sociedades hispanoamericanas se ha producido una revolución cultural que apunta a destruir todas las instituciones y tradiciones que se desarrollaron en Occidente y que han construido los mayores espacios de libertad en la historia humana. Para resumir las cosas, todos los textos de Marx y Engels se proponían derribar la tradición judeocristiana y la institución de la familia como fuente originaria de la propiedad y los mercados como paso previo a la colectivización de los medios de producción y la instauración del régimen del proletariado.

Hoy en las sociedades occidentales las corrientes de izquierda, progresistas y wokistas enfilan contra los valores tradicionales de Occidente materializando el plan de los fundadores del socialismo científico. Marx vive, se reforma y hasta se enjuaga la boca con algunos pronunciamientos wokistas que se titulan de liberales.

¿Qué ha pasado entonces en Occidente? ¿Por qué no se agitan estas banderas en China y en las sociedades islámicas? Porque las corrientes neomarxistas han utilizado las libertades y “los espacios burgueses” –tal como lo predicaba Lenin– para desarrollar una reforma cultural sin precedentes. No hay necesidad de tomar el poder ni tener un partido único como en la Revolución Cultural China, no hay necesidad de tener guardias rojos para tomar los colegios, las escuelas, las universidades, el clero y adoctrinar a las futuras élites y hacerles creer que haciendo gárgaras con liberalismo se defienden los principios de la libertad. No hay necesidad de fusilar a los profesores porque a los disidentes en la universidad y en el clero se los cancela, se los elimina.

En Occidente, pues, se escenifica una batalla cultural sin precedentes que ha llevado a la vieja Europa a vestirse con harapos culturales. El mendigo cultural en que se ha convertido Europa puede terminar devorado por otra revolución cultural: la migración islámica sin Estado de derecho. El mundo islámico se traslada a Europa y puede imponer la sharia y zurrarse en las constitucionales nacionales y las leyes civiles. No hay necesidad entonces de las guerras santas del medioevo.

Sin embargo, las reacciones de esta semana en Estados Unidos y en el Reino Unido revelan que Occidente ya ha despertado. En Hispanoamérica, igualmente, se necesita un nuevo despertar: algunos creen que pueden defender el capitalismo democrático sin librar una batalla cultural. Es decir, pretenden seguir cometiendo el mismo error que nos ha llevado a este terrible momento para las libertades.

  • 15 de septiembre del 2025

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