Evo y la reelección indefinida

Morales busca reformar la Constitución boliviana

Los bolivianos asistirán a las urnas el 21 de este mes para aprobar o no la reforma de la Constitución Política que permitiría al actual presidente Evo Morales y al vicepresidente Álvaro García Linera, postular a unas nuevas elecciones. Todo indica que Morales no dejará el poder. En Bolivia, el sueño del autócrata que busca la reelección indefinida podría ser realidad.

Según la última encuesta elaborada por la empresa Ipsos Bolivia, en el referéndum ciudadano -como lo ha denominado el oficialismo- ganaría la opción Sí como un 44% frente al No con un 38% de respaldo. Desde el oficialismo, incluso, se estima que la aprobación de la reforma de la Constitución ganaría con el 70% de los votos.

No obstante, vale recordar que en octubre pasado el Congreso controlado por el partido oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), con el rechazo de la oposición democrática, aprobó la ley (Ley de reforma parcial de la Constitución Política del Estado) Con dos tercios de los votos a favor en ambas cámaras, la ley  tenía que someterse de forma obligatoria  a una consulta ciudadana.

¿De qué se trata la ley? La ley de reforma parcial de la Constitución hace una nueva “interpretación” de los periodos de Morales al frente de la presidencia. Señala que el primer mandato de Evo Morales comprende el periodo 2010-2015, por lo tanto, la primera reelección sería entre 2015-2020 y la segunda sería entre el 2020-2025. La nueva ley no cuenta el periodo de Evo Morales en la presidencia durante el 2006-2010 porque, según expresa, es “previo” a la “refundación” del país con la Constitución de 2009. El mismo “truco constitucional” que se ha aplicado en todos los regímenes bolivarianos.

La pretendida nueva postulación de Morales se da en un contexto económico delicado para Bolivia. Si bien entre el periodo 2006-2013, el país altiplánico mantuvo cierta disciplina macroeconómica, en el 2014 y 2015 la economía ha empezado a sentir el golpe de los bajos precios de los commodities (gas, soya) y el excesivo gasto público en programas sociales. Por ejemplo, en el 2014 el déficit fiscal fue de 3.4% del PBI. Es decir US$ 1,020 millones (el PBI de Bolivia representa US$ 30,000 millones). En tanto que en el 2015 fue de 6.5% o US$2,400 millones,  uno de los más altos de Sudamérica. Además, el gobierno tiene 20 grandes programas de asistencia social que le han permitido popularidad en los sectores pobres y que ha posibilitado que Morales se reelija en dos periodos.

De otro lado la oposición democrática culpa al gobierno de Morales de haber dilapidado las ganancias extraordinarias de la exportación del gas o la soja en inmensos programas sociales que no son sostenibles.  Según el World Economic Forum (WEF), organización que mide el índice de competitividad,  Bolivia se ubicó en el puesto 105 entre 144 países. En el pilar Institucionalidad, el país altiplánico se ubicó en el puesto 90 y en el pilar Infraestructura en el lugar 109.

En caso de que el sí triunfe en el referéndum, Evo Morales tiene el camino libre para poder reelegirse por tercera vez. La historia de los autócratas encaramados en el poder de por vida es harto conocida.