Globalización

Evo Morales intenta contraatacar

Refugiado en Argentina por el peronismo izquierdista

Evo Morales intenta contraatacar
  • 16 de diciembre del 2019


El ex presidente de Bolivia Evo Morales obtuvo la condición de refugiado político en Argentina poco después de la asunción de la presidencia del socialista Alberto Fernández. Desde Argentina, Morales –acusado de “fraude descomunal” por los comicios de octubre pasado– ataca duramente a Jeanine Áñez, presidenta interina de Bolivia. 

Un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) señala claramente actos de violación contra la voluntad popular perpetrados por el entonces presidente Evo Morales. El Informe Final de la OEA demuestra la manipulación dolosa de los votos propiciada por ex presidente. Con el contundente informe contra Morales se multiplicaron las protestas en toda Bolivia. Personas que nunca participaron de ninguna manifestación pública salieron las calles a protestar contra el ahora expresidente Morales y su pretensión de perpetuarse en el gobierno de manera ilegal y antidemocrática. Huérfano de soporte popular y de apoyo por parte de las Fuerzas Armadas bolivianas, Morales renunció a la presidencia de Bolivia y viajó a México, protegido por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ahora figura principal del socialista Grupo de Puebla (antes Foro de Sao Paulo). 

No obstante el refugio y las facilidades únicas obtenidas por parte de AMLO, Morales ha dejado México. El presidente boliviano viajó a Argentina para desde allí atacar al gobierno de Áñez; violando el estatus de refugiado, que le impide desarrollar actividades políticas en el país que le otorga refugio. Pero el compadrazgo socialista se zurra en los compromisos internacionales. Estando cerca a Bolivia, Morales organiza la desestabilización de su país por intermedio de los cocaleros de la zona de Chapare (Cochabamba), proveedores –según se sabe— de los carteles de narcotraficantes que operan en Venezuela y México. Morales y sus seguidores intentarán boicotear las elecciones presidenciales y legislativas de mayo próximo, en las que no podrá participar. 

Morales perdió apoyo popular en 2016, después del referéndum que pretendía legalizar su constante afán reeleccionista. No obstante los resultados de la consulta popular y la Constitución, que impide más de dos gobiernos consecutivos, el Tribunal Constitucional (TC) boliviano –controlado por Morales durante su gobierno– falló señalando el “derecho político” de Morales de reelegirse cuantas veces pueda. Aún cuando hubo ciertos avances económicos durante todo su mandato, Morales no logró el enganche con las clases medias. Su popularidad se concentra en El Alto y las zonas aymaras y cocaleras que lo llevaron al poder hace 14 años, con tres elecciones consecutivas.

El marxismo latinoamericano y mundial ha pretendido entronizar la figura de Evo, resaltando las bondades del socialismo boliviano. Las cifras sobre pobreza –reducción del 23% según los datos poco confiables del Instituto Nacional de Estadística (INE) boliviano– no tienen semejanza con la reducción de la pobreza peruana de 40% en 18 años por las políticas de mercados abiertos. Evo, “el pragmático” –como suelen denominarlo ciertos sectores políticos– no logró fortalecer el sector energético, fundamentado en el gas.

En setiembre pasado las exportaciones de gas boliviano cayeron cerca del 25% por la creciente oferta de otros proveedores. Argentina y Brasil, sus principales mercados, se han vuelto competidores por las inversiones en hidrocarburos que se realizan en esos países. Además, las últimas exploraciones de gas en Bolivia resultaron ser pozos secos. Con esto, el Estado asistencialista edificado por Morales se vendrá abajo por la caída de la producción de gas. En este contexto, ¿los acuerdos firmados para importar gas boliviano para abastecer la demanda de las regiones del sur peruano continuarán? 

El autoritarismo llegó a su fin en Bolivia, como llegará en Venezuela, porque el sufrimiento de la población tiene límites. El ex presidente Evo Morales pudo terminar su tercer periodo y retirarse de la arena política para convertirse en un personaje importante del socialismo latinoamericano. Pero no. Reelegirse haciendo trampa, robando los votos de los opositores, abusando de su condición de mandatario, lo redujo al nivel de tantos otros dictadorzuelos en la historia de la región.

  • 16 de diciembre del 2019

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