A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
Otro ataque terrorista en Niza deja 80 muertos
Francia ha vuelto a ser el blanco de un ataque terrorista que ha dejado un saldo de 80 muertos y más de 100 heridos. El ataque se produjo cuando las heridas de otros atentados en París y Bruselas -algunos meses atrás- todavía siguen abiertas y cuando Francia celebraba el 14 de julio, día de la Toma de la Bastilla que originó el horizonte democrático de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
El ataque se produce cuando en Europa, el continente donde nació la Revolución Industrial y se gestaron las primeras sociedades abiertas, padece la reacción nacionalista frente a las olas migratorias de algunos países que pretenden cancelar la Unión Europea. En la medida que la historia nunca avanza en línea recta y ascendente sino en círculos en zigzags los demócratas y libertarios del viejo continente deben entender que si no demuestran una voluntad poderosa para enfrentar el problema, tarde o temprano, los autoritarismos, los fascismos y nacionalismos, liderarán la reacción contra el terrorismo.
En ese contexto, la única manera de enfrentar el integrismo terrorista es ratificando los principios que organizaron la democracia en los siglos pasados, es decir, consolidando las libertades y convocando al resurgimiento ciudadano mediante la movilización y participación popular. La democracia necesita millones de ojos y oídos para reducir el margen de maniobra del terrorismo.
Pero también es evidente que los países que conforman la Unión Europea empiezan a fracasar en el desarrollo de una política de seguridad continental para enfrentar el problema. Algo urgente se debe hacer al respecto porque todo lo hecho hasta hoy es insuficiente.
Finalmente, Europa debe recuperar los principios organizadores de la economía y la sociedad que le permitieron liderar la Revolución Industrial, en otras palabras recuperar las políticas de mercado que siempre explicaron la preponderancia europea y también abandonar el modelo de estado de bienestar, el aumento del gasto social y el estatismo, que hoy han ubicado al viejo continente como la región de menor crecimiento planetario.
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