A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
El kirchnerismo sube en las encuestas luego de que la ex presidenta Cristina Kirchner anunciara que iba como vicepresidente del peronista Alberto Fernández, su ex premier. Según la consultora Gustavo Córdoba & Asociados, Fernández vencería a Mauricio Macri en una eventual segunda vuelta, con un contundente 44.6% frente a 36.7%. Asimismo, la posible inclusión en esta plancha del candidato peronista Sergio Massa complicaría aún más la posible reelección de Macri porque disputaría el espacio de la centro derecha.
En este escenario la posibilidad del regreso del populismo —con gastos sociales desbocados, incremento de planilla estatal, déficit fiscal, y el regreso del Estado empresario— es una posibilidad que comienza a amenazar a los mercados. Finalmente, si el presidente Macri es derrotado por la fórmula kirchnerista —un movimiento político que hundió a la Argentina en una crisis que aún no puede superar— solo se explicará por su renuncia a implementar reforma estructurales. En otras palabras, el gradualismo habría matado a Macri.
Cuando muchos dudaban de que Cristina Kirchner pueda endosar su propio respaldo a Alberto Fernández, sucedió lo contrario. El candidato no solo sumó el apoyo de Kirchner, sino que además recibió algunos puntos extras. Mientras Cristina lograba 41% en segunda vuelta frente a Macri, ahora Fernández, en alianza con ella, supera el 44%. Según diversos analistas, Fernández ha recibido un mayor apoyo debido a que es de los pocos políticos que no está involucrado en ningún juicio por corrupción; a diferencia a Cristina Kirchner, quien está comprometida con el caso Los Cuadernos.
No sería exagerado afirmar que el posible retorno del kirchnerismo conduciría a Argentina por el mismo camino que Venezuela, en caso de que continúen las políticas de las administraciones pasadas. El kirchnerismo aumentó el gasto público hasta 43% del PBI y acrecentó el Estado empresario, aumentando la planilla estatal en más del 600%. Y no solo se trata de un desastre económico, a la pareja presidencial Kirchner se le acusa de haber recibido US$ 12 millones en coimas.
En este contexto económico, Macri solo se limitó a desregular precios y mercados, pero no se atrevió a tocar el gigantesco Estado argentino. El déficit siguió creciendo, y el macrismo echó mano del endeudamiento público. La actual administración hoy administra una inflación del 54.7% y la pobreza se sitúa en 33.6% de la población. Devastador.
Las recientes encuestas de intención de voto, pues, han puesto en alerta a la inversión privada ante un posible regreso del kirchnerismo al país rioplatense. Alejandro Werner, el director del Hemisferio Occidental del FMI, señaló que de no continuar Mauricio Macri, los inversionistas tendrían menos confianza en Argentina. “Los inversionistas no solo ven cómo se comportará la economía argentina en los próximos meses, sino cuál será el marco político que regirá al país a partir del 2020”, señaló Werner.
De igual manera, sobre el próximo Gobierno recaerá la enorme responsabilidad de distribuir correctamente los US$ 57 millones que le prestó el FMI a Argentina recientemente. Y es evidente que una administración kirchnerista —de no desarrollar un giro de 180 grados— no lo administraría de la mejor forma. Las subvenciones, el asistencialismo y el clientelismo, propios del populismo, dilapidarían esos recursos prestados. El fin será permanecer en el poder cuatro años más, incrementando el gasto público y utilizando la misma estrategia populista que la izquierda ha practicado a lo largo de la historia.
En conclusión, la economía argentina corre peligro. Mauricio Macri sigue siendo la mejor opción, ante la falta de una alternativa de derecha sólida. Por tanto, es urgente que Macri, en los siguientes meses, aplique una gran estrategia electoral para revertir las cifras. Si no lo hace, el resultado está cantado, para perjuicio de Argentina y de toda la región Latinoamericana.
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