¡El desastre de la educación en Venezuela!

La educación en Venezuela es un desastre. En los últimos cinco años más de 700,000 escolares han abandonado las escuelas y 1,275 colegios han cerrado. De 30,687 colegios en 2016 solo quedan 29,412 en 2020. Asimismo, solamente un 32% de la población en edad escolar acude a estudiar. El ausentismo y la deserción escolar cunden en el país llanero. 

Durante la pandemia la tragedia educativa se ha agudizado. Los niños están abandonados a su suerte, las clases presenciales han sido suspendidas y las clases vía Internet no funcionan, porque el servicio está restringido o no existe en muchas partes del país. La educación a distancia es un fracaso por la falta de computadoras, tablets y teléfonos celulares en los sectores pobres del país. Las señales del canal del Estado y de las emisoras que emiten las teleclases no llegan a todos por igual. En la práctica, los estudiantes han perdido el año. Se estima que entre un 80% y 90% de los 7.1 millones de escolares venezolanos han sido afectados, porque ninguna plataforma digital ha funcionado. Los teléfonos móviles entregados a diversos grupos de maestros vinculados al chavismo no funcionan por la falta de conectividad y electricidad. Los kits de alimentos que supuestamente serían entregados a los escolares, son repartidos entre los militantes del chavismo.

En Venezuela, como en Cuba, el adoctrinamiento marxista es política de Estado desde la elección de Hugo Chávez en 1999. La tarea de los profesores no es educar, sino ideologizar. El Plan de la Patria ideado en Cuba, sirve para cambiar la mentalidad de la población desde la escuela. Parte del Plan es la distribución gratuita de millones de libros escolares con contenidos socialistas. El Plan también incluye la reducción de la escuela privada, obsequiando libros, uniformes, alimentos y otros beneficios en las escuelas públicas. 

Por un decreto de Gobierno del 2001, son los supervisores itinerantes, una suerte de comisarios políticos, quienes califican el desempeño de los docentes. La norma sirve para despedir a los profesores opositores y poner en sus lugares a los del partido bolivariano. La principal calificación de los profesores es la fidelidad al marxismo. La norma sirve además para despedir a los profesores sospechosos de no acatar las directivas, y también para despedir a los adversarios personales. Por el Plan, los sindicatos opositores al marxismo fueron desarticulados. Nuevos gremios de maestros surgieron avalados por el chavismo. Son los únicos con reconocimiento oficial e intermediarios entre los profesores y el Gobierno.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha señalado que más de un millón de niños en edad escolar han dejado de estudiar. El milagro educativo ofrecido por Hugo Chávez ha resultado un desastre para el futuro de Venezuela. La falta de transporte, servicios higiénicos, agua, electricidad y seguridad en los colegios espanta a los padres de familia. En los colegios –como en el Metro de Caracas, hospitales y toda la infraestructura pública– el mantenimiento no existe. Carpetas deterioradas, puertas y ventanas rotas, y patios sin áreas de deporte habilitadas (arcos y canastas para fútbol y básquet) impiden el correcto desarrollo de la educación. El homeschool se extiende en Venezuela en las pocas familias que esperan de sus hijos un futuro diferente. 

En general, los niños están en las calles aprendiendo a delinquir y a sacarle ventaja a la vida al margen de la ley. Si no se integran en bandas juveniles lo hacen en los colectivos bolivarianos. Desde pequeños se hacen parte de la mafia comunista. Y no obstante la situación de atraso evidente, sobrevive la esperanza de los profesores libres, quienes dedican parte de su tiempo a educar a sus hijos, vecinos y parientes. “La patria socialista tarde o temprano caerá y se necesitará ciudadanos preparados”, señalan.