A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
Cristina Fernández de Kirchner ha sorprendido a toda la clase política argentina y a los observadores latinoamericanos y mundiales. Cuando parecía que la ex presidenta se lanzaba como candidata en busca de un tercer mandato, anunció que iba como vicepresidente del peronista Alberto Fernández (su expremier). Según diversos analistas argentinos, la complicada situación de Cristina en el caso “Los cuadernos” sería la explicación de la renuncia a la candidatura presidencial. En este contexto, el presidente Mauricio Macri no las tiene todas consigo, sobre todo por el fracaso del gradualismo económico que ha desatado los fantasmas del déficit, la inflación y la deuda pública. Macri, pues, necesita una nueva estrategia para enfrentar el relanzamiento kirchnerista.
Cristina Kirchner pretende retornar al poder a toda costa. En los últimos días lanzó su libro Sinceramente con el fin de justificar los 12 años de populismo y estatismo que devastaron económicamente a Argentina, y también para desprestigiar a Mauricio Macri y a la centro derecha. A diferencia de Cristina Kirchner, sobre el candidato Alberto Fernández no recae ninguna investigación por corrupción. Sin embargo, él es también uno de los principales rostros del populismo que ha hundido a la Argentina en una crisis en la que nadie se atreve a desarrollar las reformas que necesita el gran país sudamericano.
Vale precisar que Fernández acudirá como testigo en el juicio que afronta Cristina por el caso “Los cuadernos”, escándalo de corrupción en el que la Fiscalía la señala como jefa de una banda de funcionarios corruptos, quienes habrían recibido coimas de empresas (entre ellas Odebrecht) a cambio de contratos con el Estado. Se ha denunciado que en 12 años de kirchnerismo, la llamada “pareja K” se habría beneficiado con US$ 12,000 millones.
Según diversos observadores argentinos, el gran problema de la estrategia de Cristina es su capacidad para endosar el apoyo personal que ella tiene al candidato Fernández. Una operación extremadamente difícil, habida cuenta del carisma personal de la ex presidenta, más allá de los acusaciones y denuncias que se le formulan. Algunos señalan que podría suceder lo mismo que acaeció con la candidatura de Fernando Haddad por el Partido de Trabajadores del Brasil. Como se sabe, antes de ser sentenciado en segunda instancia, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, marchaba primero en las encuestas, que proyectaban un triunfo en primera vuelta. Sin embargo, cuando se inhabilitó a Lula, el sucesor fue Haddad y ya sabemos cómo perdió frente al huracán de Jair Bolsonaro.
En cualquiera de los escenarios, Mauricio Macri no debe pestañear. El actual presidente tendrá que ejecutar una estrategia brillante para superar a la de la izquierda argentina. Su máximo rival no es ni Cristina ni Alberto Fernández, sino las cifras en rojo de la economía. En el último año la inflación alcanzó el 54.7%, la pobreza subió 6% (del 26% al 32%), el desempleo llegó a 9% y el peso argentino continúa devaluándose. Es el desastre del gradualismo y el temor a reducir el déficit y la deuda pública. No se puede desregular precios ni mercados sin reducir el gasto público. Imposible.
La crisis argentina es herencia de 12 años de kirchnerismo, pero es evidente que Macri no supo qué hacer con esta crisis. El presidente argentino debió desarrollar una serie de privatizaciones y reformar el Estado y el gasto. Sin embargo, frente a la posibilidad del regreso del kirchnerismo, Macri sigue siendo una opción viable.
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