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Chile rechaza nueva Constitución, pero continúa la revolución

Una amplia mayoría rechazó el proyecto de nueva constitución

Chile rechaza nueva Constitución, pero continúa la revolución
  • 04 de septiembre del 2022

En una votación histórica la mayoría de chilenos rechazó el proyecto de nueva Constitución, elaborada por la Convención Constituyente que ponía en peligro la unidad histórica del Estado de Chile, en base a una entelequia conceptual denominada “pueblos originarios”, y cuestionaba la democracia representativa con el concepto de “democracia paritaria”. Al cierre de esta edición  el rechazo ganaba por cerca de diez puntos al apruebo. Algo que ya no parecía posible remontar.

Como todos sabemos el primer artículo del proyecto constitucional rechazado proponía que el Estado social de Chile era plurinacional. Es decir, que se basaba en la unidad de las especulaciones llamadas “pueblos originarios”, no obstante que las poblaciones con influencia nativa no sobrepasaban el 13% del total. Los chilenos masivamente rechazaron las sombras contra la unidad del Estado y reafirmaron dos siglos de construcción republicana y mestizaje integrador. Igualmente, se opusieron al concepto de “democracia paritaria”, que pretendía reemplazar la democracia representativa en base a “un ciudadano, un voto”, para sustituirla por una representación de cuotas de género.

Una de las cosas más sorprendentes que nos deja el plebiscito de ayer en Chile es la relación de las mayorías o humores circunstanciales que arrasan con las instituciones. En las sociedades que no han alcanzado el desarrollo, generalmente, un efluvio circunstancial de la sociedad –impulsado por una vanguardia, por una minoría– puede acabar con un proceso institucional de décadas o siglos, puede cancelar una constitución y plantear “la refundación de una sociedad”. 

En el plebiscito de dos años atrás –si bien el voto no fue obligatorio– el 80% de los chilenos respaldó la asamblea constituyente. Dos años después el monstruo constitucional colectivista que elaboró la Convención Constituyente a través de 388 artículos y 50 disposiciones transitorias –una de las constituciones más extensas de la historia– ha sido rechazado con firmeza por la mayoría de chilenos en un sufragio con voto obligatorio.

El rechazo al proyecto de nueva constitución cambia el curso de la revolución institucional que llevan adelante todas las corrientes comunistas, colectivistas y de la izquierda posmoderna en Chile. Sin embargo, el triunfo democrático y republicano de ninguna manera significa que la ofensiva revolucionaria ha culminado. ¿Alguien conoce a un comunista que renuncie a una estrategia de poder o pretenda convivir con su adversario? Imposible. 

La ofensiva revolucionaria por el poder volverá a convertir a las calles en uno de los escenarios principales de la colisión social: se multiplicarán las tomas de tierras en la Araucanía, se incrementarán las tomas de fábricas y en las calles de Santiago se desatará el estallido social. De una u otra manera, el desborde por la izquierda se producirá y el Partido Comunista de Chile y el Frente Amplio enfrentarán la disyuntiva de liderar la radicalización de masas o intentar detenerla, a riesgo de perder las bases sociales que suelen construir y cultivar.

En este contexto el Gobierno de Gabriel Boric posiblemente enfrente la misma disyuntiva: ¿qué hacer con la radicalización con los sectores de izquierda? ¿Restablecer el orden interno? Cualquiera sea la alternativa que adopte el gobierno de izquierda, considerando el fracaso de la constituyente y la destrucción de la economía chilena –antes, uno de los milagros del mundo emergente–, el gobierno de izquierda ha comenzado un lento naufragio.

Quizá la única manera de preservar su gobierno pase porque el propio Boric lidere un gran acuerdo nacional con todas las derechas e izquierdas. Es decir, con los actores políticos de la Concertación (derechas e izquierdas) y con las nuevas derechas lideradas por José Antonio Kast. Sin embargo, parece extremadamente difícil imaginar a Boric negando toda la historia política del propio Boric, ligada al proyecto de la convención constituyente. No obstante, en política nada es imposible, sobre todo en medio de la peor crisis en la historia de la república de Chile.

  • 04 de septiembre del 2022

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