Editorial Educación

¿Por qué la izquierda pretende controlar la educación?

No es la calidad educativa, es el control ideológico del alumnado

¿Por qué la izquierda pretende controlar la educación?
  • 06 de abril del 2021

El Perú hoy, bajo la administración Vizcarra, experimenta una de las mayores ofensivas colectivistas de las últimas tres décadas: la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria, que posibilitó nuestra transformación de un mendigo agrario, que solo exportaba US$ 850 millones, al de una potencia agro exportadora que, luego de dos décadas, sumó envíos al exterior por más de US$ 7,000 millones. Igualmente, la persistencia en el monopolio estatal en la importación de vacunas –que aumenta la letalidad y la tragedia sanitaria– es una decisión colectivista que pone nombre y apellido al actual Ejecutivo.

Sin embargo, un área que permanece velada ante la opinión pública –por el tema de la pandemia, la recesión y las elecciones– es la educación. La presencia del ministro Ricardo Cuenca en el sector ha ratificado todas las estrategias que pretenden ahogar la inversión privada en la educación, no obstante que esta atiende un tercio de la matrícula en la educación básica y dos tercios en la superior.

¿Extremismo de una derecha cavernaria? De ninguna manera. En plena pandemia, en medio de una recesión y quiebra de familias de las clases medias, el Minedu publicó el reglamento de la Ley 26549, que regula las condiciones de la infraestructura y aspectos financieros y educativos de los colegios privados. No se exigen los mismos requisitos, imposibles de cumplir en el corto plazo, para los centros educativos públicos. ¿Por qué? Nadie lo explica. ¿Inversiones en infraestructuras cuando urge mantener la educación a distancia para enfrentar la pandemia? Al respecto, la Asociación de Colegios Privados de Lima (Acopril) señala que las nuevas regulaciones del Minedu podrían causar el cierre de más de 10,000 colegios. 

Es evidente que el cierre de colegios incrementará el valor de las pensiones de los colegios privados sobrevivientes, mientras que miles de estudiantes tendrían que conseguir lugar en los claustros de un Estado fallido que ni siquiera puede comprar vacunas. Pero eso no es todo. A través de la Sunedu, el Minedu sigue lentificando los licenciamientos de las universidades, un tema en el que la burocracia tiene enorme discrecionalidad. Igualmente, no se abren nuevas sedes ni se innovan programas por las barreras burocráticas que impone el sector. Mientras tanto, el populismo y el colectivismo en el Congreso promueven leyes sin el menor sustento contra la educación superior universitaria.

¿Por qué la obsesión de la izquierda contra el sector privado de la educación? Una vez más aquí se utilizan los mismos trapos viejos de los pobres y ricos, del “maldito lucro”, que se usan para mantener el devastador monopolio de las vacunas. En sencillo, el Minedu está contra la educación privada porque hay lucro. 

Sin embargo, vale señalar que la voluntad de controlar la educación pública es parte del ADN del colectivismo marxista. En la década de los sesenta y los setenta, el colectivismo maoísta se lanzó a controlar ideológicamente la escuela pública y las universidades. El resultado: la guerra terrorista que Sendero Luminoso le declaró al país se inició en la escuela pública y las universidades. Finalmente, diversos especialistas señalaron que las masacres perpetradas por Sendero Luminoso eran vesanias de maestros y estudiantes.

Si bien ahora la izquierda juega en el marco democrático, la matriz colectivista sigue explicando que el objetivo de este sector en la educación no sea la calidad educativa, sino el control ideológico de las nuevas generaciones. Hoy se promueve la llamada ideología de género y las aberraciones gramaticales del llamado lenguaje inclusivo como “ideologías oficiales defendidas por el Estado”. Si eso sucede ahora, igualmente mañana el Estado podría promover una ideología oficial sobre el medio ambiente, una reinterpretación general de la historia y un relato sobre los consumidores frente a las empresas.

¿Por qué decimos que a la izquierda no le interesa la calidad académica? El Perú desde el año 2000 participa en las pruebas PISA, que evalúan el rendimiento de los estudiantes mayores de 15 años en lectura, ciencias y matemáticas. En el 2018, más de 8,000 estudiantes de un universo de 342 colegios participaron en las pruebas PISA. El resultado: el promedio de los estudiantes de colegios privados es el más alto de América Latina, y está muy cerca de los países desarrollados, mientras que las escuelas públicas continúan en los niveles más bajos del subdesarrollo. 

Amigo lector, ¿alguna vez usted ha escuchado al ministro Cuenca o a cualquier funcionario de la burocracia colectivista del sector reconocer el esfuerzo de la escuela privada? Es evidente que no. ¿Por qué el Minedu, en vez de emular los resultados de la escuela privada, se obsesiona en crear sobrerregulaciones para ahogar el esfuerzo privado? La única explicación: no le interesa la calidad educativa, sino el control ideológico porque, finalmente, “salvo el poder, todo es ilusión”.

  • 06 de abril del 2021

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