Editorial Economía

Se complican las cuerdas separadas, pero la economía cuesta abajo

Los políticos desdeñan el papel del crecimiento en la estabilidad

Se complican las cuerdas separadas, pero la economía cuesta abajo
  • 24 de enero del 2025

 

Los partidos políticos, los políticos, las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso y los grandes debates en el espacio público parecen transcurrir al margen de la economía, del crecimiento y de la generación de empleo. Quizá entre las causas de la alarmante desaprobación de los poderes del Estado no solo están las denuncias de irregularidades y corrupción que se acumulan contra la política, sino también ese desdén con respecto al crecimiento, la inversión privada, la generación de empleo y la reducción de la pobreza.

De alguna manera sigue presentándose esa tendencia que nos señala que la política y la economía en el Perú siempre avanzan por cuerdas separadas. No obstante, ahora no se trata de unas cuerdas separadas en que la política fracasa en sus polarizaciones y guerras sin sentido, mientras la economía sigue su curso ascendente; sino que ahora el modelo económico ha comenzado a derrumbarse. En vez de crecer sobre el 6% del PBI la economía se expande apenas sobre el 3%, en vez de reducir varios puntos anuales de pobreza, luego de la pandemia y el gobierno de Pedro Castillo, este flagelo social aumentó del 20% al 30% de la población.

En otras palabras, el fracaso de la política y las polarizaciones cuasi religiosas entre los diversos actores comienza a ser sinónimo de agonía del modelo económico. Y a los políticos no parece importarles el problema y, de una u otra manera, se olvidan de la enorme importancia de la economía en la vida diaria de la gente. Nadie habla de crecimiento, nadie menciona la posibilidad de una reforma económica y menos sobre el incremento de los precios de la canasta básica en los mercados.

Hasta hace una década los políticos solían hablar de la economía, de la importancia de las inversiones en cobre y en agroexportaciones, del número de empleos que se necesitaba en el siguiente año. Más allá de que la mayoría de los presidentes electos siempre ganaron los comicios desarrollando campañas por la izquierda y criticando el modelo, se puede sostener que existían políticos que defendían el modelo y políticos que lo atacaban denominándolo “neoliberalismo”. Hoy nada de eso existe. Los políticos parecen haberse sumergido en ataques y excomuniones sin sentido y en la permanente judicialización de la política.

Semejante estado de cosas es una situación extremadamente grave para el futuro del sistema republicano. ¿Por qué? Terminará hundiendo el único factor que nos permitió sobrevivir como democracia en las últimas dos décadas: el modelo económico que sigue sosteniendo un importante proceso de reducción de pobreza y el ensanchamiento de las clases medias.

El desdén hacia los temas económicos y el crecimiento en medio de una terrible crisis política nos lleva a ignorar que el actual modelo, que ha permitido cuadruplicar el PBI y reducir la pobreza del 60% de la población a 20% antes de la pandemia y del gobierno de Pedro Castillo, representa el mayor momento de inclusión económica y social de la historia republicana. Al respecto basta señalar que desde la fundación republicana los excluidos en el Perú siempre sumaron más del 80% de la población.

Si existen dudas sobre la enorme trascendencia de la economía en las últimas décadas habría que preguntarse por qué la institucionalidad ha sobrevivido más de cuatro elecciones sin interrupciones –a pesar de los golpes de la izquierda–, y pese a que los políticos y los intelectuales han fracasado casi en todo. Es evidente que el modelo que produjo la mayor reducción de pobreza en la historia republicana, que nos convirtió en una sociedad de ingreso medio con gran presencia de clases medias; el modelo que, a través del sector privado, provee el 80% de los ingresos del Estado, genera el 80% del empleo y, según el Banco Mundial, explica el 80% del total de pobreza reducida es el único factor que ha evitado que el Perú vuelva a ser un Estado fallido, inviable, tal como sucedió en los ochenta.

Sin el sector privado sería muy difícil que exista el Perú actual.

  • 24 de enero del 2025

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