¿Por qué la oposición no tiene una propuesta laboral?

Una de las preguntas que plantea la indiferencia de la oposición frente a los decretos laborales expedidos por el Ejecutivo, a través del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), es si los sectores que defienden la Constitución y las libertades tienen una propuesta para las relaciones de trabajo. 

¿Por qué planteamos la interrogante? Porque los decretos laborales del MTPE que prohíben la tercerización laboral, fomentan la sindicalización por fábricas, sectores y grupos empresariales, y liberalizan en extremo el derecho a la huelga, están en directa relación con la propuesta del Estado empresario y del Estado empleador. ¿Cómo así? Crear derechos y regulaciones al margen de la productividad de las empresas privadas es promover la quiebra del sector privado, porque todos sabemos que la permanencia de las empresas en los mercados depende de la riqueza que crean. 

Igualmente, todos sabemos que el sector privado sigue proveyendo más del 80% del empleo y aportando más del 80% de los ingresos fiscales. Las referidas normas laborales apuntan entonces a colectivizar el trabajo en el sector moderno de las empresas, y tendrán efectos inmediatos: algunas empresas desarrollarán altos niveles de informalidad, mientras que las grandes corporaciones comenzarán a suspender sus proyectos de inversión. En otras palabras, la propuesta de la constituyente, de las nacionalizaciones y las normas laborales del MTPE han sido verdaderas bombas nucleares contra la inversión privada.

¿Por qué entonces la oposición no se atreve a derogar los mencionados decretos laborales? Todo indica que existe el temor de aparecer al lado de los empresarios, ignorando que el 85% de los trabajadores informales y la mayoría de empresarios emergentes de los mercados populares respaldarían un proceso de flexibilización de los contratos de trabajo. ¿Por qué? Porque en el mundo informal los contratos de trabajo se basan en la flexibilidad en los acuerdos entre el empleador y el trabajador.

Pero eso no es todo. En el mundo desarrollado, las sociedades que crean más empleo y bienestar para los trabajadores son aquellas con mayor flexibilidad laboral. China y la India, dos países que suman alrededor de 3,500 millones de habitantes (casi la mitad de la población mundial) desarrollan agresivos programas de flexibilidad laboral con el objetivo de promover las inversiones y formalizar el empleo. De esta manera, estos gigantes se suman a una de las claves del desarrollo: la flexibilidad laboral.

Siempre vale recordar el principio acerca de que a mayor flexibilidad laboral mayor creación de empleo. En todos los rankings mundiales siempre han destacado Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Australia como los países con mayor flexibilidad laboral y menores niveles de desempleo, que oscilan entre el 3% y 5% de la población económicamente activa. La flexibilidad laboral avanza como un vendaval: en Alemania, Holanda y Dinamarca incluso las empresas pueden cancelar convenios colectivos y rebajar salarios en tiempos adversos para la economía, con la finalidad de salvar las inversiones.

El camino en el mundo laboral en contra de la constituyente, el estado  empresario y el estado empleador indudablemente es el camino de la desregulación, con el objetivo de que las inversiones y empresas prosperen de aquí para allá y generen empleo suficiente para la sociedad. ¿Por qué la oposición no entiende esta verdad fundamental? 

En los Estados Unidos hay tanto empleo que todos los migrantes de los países pobres sueñan con viajar a la gran nación del norte, y los trabajadores deciden en qué y cómo trabajar. Y, por supuesto, los salarios no cesan de incrementarse, porque la prosperidad no se crea con decretos ni ideologías, sino con inversión, innovación y trabajo.