Otra vez se bloquea el transporte de mineral de Las Bambas

Desde el 25 de octubre, otra vez, la minera Las Bambas no puede trasladar el mineral que produce al puerto para realizar los envíos al exterior. El motivo: las organizaciones sociales y comunidades de la provincia de Chumbivilcas, en el sector de Wincho-Colquemarca, bloquean el paso de los camiones de la minera Las Bambas, en el tramo Ccapacmarca-Velille.

Las razones de las acciones de fuerza esta vez no tienen nada que ver con una eventual negociación con la minera, sino con las exigencias de los municipios provincial y distritales de Chumbivilcas a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), con respecto a 17 proyectos comprometidos por el actual Gobierno durante la gestión de Guido Bellido al frente de la PCM. Las autoridades de la señalada provincia han viajado más de una vez a Lima para reunirse con funcionarios del Gobierno con el objeto de conseguir el financiamiento y la materialización de las obras señaladas. Sin embargo, como se dice, fueron paseados por las autoridades.

El Ejecutivo que suele invocar “al pueblo”, como se aprecia, demuestra una enorme frivolidad con respecto a las obras de saneamiento y transporte que se exigen. Sin embargo, ¿qué tienen que ver con el problema las empresas mineras y el transporte del mineral de Las Bambas? Muy por el contrario, lo que debería producirse es un entendimiento entre las autoridades locales, las comunidades y las empresas mineras para demandar al Gobierno central una salida a la falta de inversiones sociales.

No obstante, las acciones del radicalismo antiminero en el corredor vial del sur –en donde se emplazan las minas que producen más del 50% del cobre nacional– han creado una especie de inercia con respecto a la violencia. Cualquier problema social se enfrenta ejerciendo la violencia en el corredor vial del sur, bloqueando la carretera e impidiendo el derecho al tránsito, con el objeto de llamar la atención del Ejecutivo y del país. De esta manera, las regiones mineras se convierten en verdaderas tierras de nadie en donde no imperan la Constitución, las leyes nacionales ni el respeto a los contratos.

Para entender la magnitud del problema vale recordar que desde el inicio de sus operaciones Las Bambas acumula más de 500 días perdidos –en el traslado del mineral al puerto– por los bloqueos de diversas minorías radicales. La invasión de algunas decenas de mineros ilegales al tajo Chalcobamba –que debe activarse ante el agotamiento del tajo Ferrobamba– y los días perdidos por bloqueos han impulsado a Las Bambas a reducir sus proyecciones de producción de 400,000 toneladas métricas anuales de cobre (TMC) a 300,000 TMC. Sin embargo, ni siquiera se llegará a esa cifra, porque en el primer semestre solo se produjeron 100,000 TMC.

Una situación extremadamente grave para el Perú, la región Apurímac y los pobres en general. Las Bambas representa el 1% del PBI nacional, el 9% del PBI minero, y suma cerca del 75% de los ingresos de la región Apurímac. Por otro lado, diversas proyecciones indican que, entre el 2016 y el 2022, Las Bambas ha transferido alrededor de S/ 1,858 millones por canon y regalías a la región, los gobiernos locales y universidades de Apurímac. De esas transferencias cerca de S/ 534 millones se destinaron a Challhuahuacho.

La renuncia del Ejecutivo a ejercer la autoridad democrática en las zonas mineras entonces está destruyendo las posibilidades y competitividad de la minería moderna. Pero sobre todo, representa menos recursos para los más pobres del país.