Editorial Economía

Minería en Cajamarca: desafíos y oportunidades

Impulsando el futuro económico de la región

Minería en Cajamarca: desafíos y oportunidades
  • 28 de noviembre del 2023

La región Cajamarca, en el norte de Perú, está inmersa en una paradoja muy propia de nuestro tiempo y nuestro país: posee una considerable riqueza mineral, pero a la vez es una de las regiones más empobrecidas del país. A lo largo de los años, la población de esta región ha sido permeada por narrativas desfavorables hacia la actividad minera, difundidas por activistas antimineros y corrientes ideológicas de orientación izquierdista radical. Esta propaganda ha arraigado la convicción de que la minería conlleva intrínsecamente perjuicios para la agricultura, provoca la contaminación de los recursos hídricos y causa deterioro al entorno ecológico. Como consecuencia, valiosos yacimientos minerales permanecen sin explotar en Cajamarca.

Este problema ya tiene consecuencias económicas y sociales significativas para la región, y por eso Cajamarca se posiciona entre las regiones más pobres de Perú, con cifras que suscitan gran preocupación. De acuerdo con datos estadísticos recientes, 16 de los 20 distritos con los mayores niveles de pobreza se localizan en Cajamarca, donde más del 44.3% de la población experimenta esta problemática social. Un informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) revela que en el último año, más de 76,000 residentes de Cajamarca han caído en la categoría de pobreza extrema.

A pesar de ello, Cajamarca cuenta con una cartera de inversiones en el ámbito minero que permite vislumbrar un cambio radical para la región en un futuro próximo. En la zona norte de Cajamarca, concretamente, se localiza el "cinturón de cobre del norte", que engloba proyectos mineros de gran envergadura como Conga, El Galeno, La Granja y Michiquillay, entre otros. Estas iniciativas representan inversiones de cuantía multimillonaria, con el potencial de generar una producción anual de 1.5 millones de Toneladas Métricas de Cobre (TMC), lo que impulsaría la economía y transformaría la dinámica regional.

Dentro de la cartera minera de Cajamarca, el proyecto Michiquillay destaca como uno de los más importantes, con el potencial de erigirse como un auténtico impulsor del desarrollo tanto para la región como para todo el norte de Perú. Este proyecto ha superado las barreras burocráticas y ha cumplido rigurosamente con todos los requisitos medioambientales, obteniendo la aprobación del Ministerio de Energía y Minas (Minem) para avanzar en su ejecución. Esto incluye la aprobación de su Estudio de Impacto Ambiental en octubre del año pasado. En la actualidad, el proyecto se encuentra en una fase avanzada de exploración, y en febrero de este año, la compañía presentó la solicitud para iniciar las operaciones de explotación. Además, se han establecido diálogos constructivos con autoridades locales, regionales y las comunidades circundantes para impulsar programas de desarrollo sostenible en la región, culminando en la creación del Fondo Social Michiquillay (FSM).

Otro proyecto de gran envergadura, pero que ha experimentado numerosos aplazamientos, es Conga. En 2011, la construcción de Conga fue abruptamente interrumpida, a pesar de que la empresa concesionaria, había cumplido con todos los requisitos legales establecidos. Conga destaca como uno de los proyectos mineros más meticulosamente evaluados en el Perú, a lo largo de más de 13 años. El Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Conga recibió la aprobación del Ministerio de Energía y Minas en octubre de 2010. Incluso, el Gobierno peruano encargó un peritaje, realizado por tres expertos internacionales y publicado en abril de 2012, que ratificó la solidez técnica del EIA y su conformidad con las normativas peruanas e internacionales. Sin embargo, la intervención del Gobierno de Ollanta Humala, impulsado por motivaciones políticas, llevó al cese del proyecto. Conga, en su fase de construcción, propiciaría la creación de aproximadamente 7,000 empleos, y las regalías que generará superan los US$ 680 millones.

Para maximizar las oportunidades generadas por estos dos proyectos cupríferos, y todos los del cinturón de cobre, se hace necesario el establecimiento de un clúster minero en Cajamarca. Este clúster debería acompañarse de la construcción de una vía férrea hacia Bayóvar y el fomento de la industria manufacturera y los servicios vinculados a la minería. Un clúster minero como el que existe en Antofagasta (Chile), que ha propiciado un crecimiento significativo y una mejora en el nivel de vida de la población. La implementación de medidas análogas en Cajamarca podría acercar a los cajamarquinos al ingreso per cápita de un país desarrollado. Además el país podría producir más de cuatro millones de toneladas métricas de cobre al año, lo que impulsaría un crecimiento económico promedio anual superior al 5%. En un plazo relativamente breve, sería factible reducir la tasa de pobreza a nivel nacional por debajo del 15%.

  • 28 de noviembre del 2023

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