Editorial Economía

Michiquillay y el futuro de Cajamarca

Cómo la minería responsable puede impulsar el progreso en esta región

Michiquillay y el futuro de Cajamarca
  • 29 de enero del 2025

 

El proyecto minero Michiquillay, ubicado en la región Cajamarca, representa una gran oportunidad para el desarrollo económico del norte del Perú. Este yacimiento de cobre, uno de los más prometedores del país, ha captado la atención tanto de la industria minera como de las autoridades nacionales. Además, el proyecto podría convertirse en el catalizador de una transformación estructural en una región marcada por altos niveles de pobreza y un potencial minero desaprovechado.

Michiquillay, adjudicado a Southern Perú en 2018 tras un proceso de licitación internacional, alberga recursos minerales inferidos de 2,288 millones de toneladas y una ley de cobre estimada en 0.43%. Además, el yacimiento incluye subproductos de molibdeno, oro y plata, lo que aumenta su rentabilidad. Este proyecto, que será explotado a tajo abierto, tiene previsto producir unas 225,000 toneladas métricas  de cobre (TMC) al año, superando la producción de otros proyectos importantes, como Tía María. Inicialmente programada para 2032, la construcción del proyecto comenzará en 2027, un adelanto que subraya la prioridad que se le otorga dentro de la política minera nacional.

La ejecución de Michiquillay no solo tendrá un impacto significativo en el sector minero, sino también en la economía local. Southern Perú, la empresa a cargo, ha mostrado un compromiso con la región al anunciar un fideicomiso social destinado a fomentar el desarrollo local. Estas iniciativas de responsabilidad social son esenciales en un contexto como el de Cajamarca, una región con antecedentes de conflictos sociales relacionados con la minería. El objetivo es garantizar la viabilidad y aceptación del proyecto, así como generar beneficios tangibles para la población local.

A pesar de ser una de las regiones más ricas en yacimientos mineros del Perú, Cajamarca enfrenta un panorama económico crítico. Actualmente, el 44.5% de su población vive por debajo de la línea de pobreza, lo que la posiciona como la región más pobre del país. Además, 16 de los 20 distritos más pobres del Perú se encuentran en esta región. Esta situación no es nueva: desde 2015 hasta 2018 y nuevamente desde 2022, Cajamarca ha ocupado consistentemente el primer lugar en índices de pobreza nacional.

La crisis económica de la región tiene sus raíces en una serie de decisiones políticas y sociales que han bloqueado el desarrollo de importantes proyectos mineros. Un ejemplo emblemático es el proyecto Conga, paralizado durante el gobierno de Ollanta Humala. Este bloqueo ha limitado la capacidad de Cajamarca para aprovechar su riqueza mineral y generar ingresos que podrían revertir su situación de pobreza.

Cajamarca cuenta con una cartera minera valorada en US$ 18,050 millones, que representa el 33.9% de la inversión minera total del país. Además de Michiquillay, proyectos como Conga, Galeno, La Granja y Chalhuahón conforman el denominado "cinturón de cobre del norte". En conjunto, estas iniciativas tienen el potencial de producir anualmente hasta 1.5 millones de toneladas métricas de cobre, una cifra que podría transformar la estructura productiva de la región y proporcionar un impulso significativo a la economía local y nacional. El contexto internacional también juega a favor de Cajamarca. El precio del cobre se encuentra en un ciclo alcista, lo que aumenta la rentabilidad de los proyectos mineros. Si se logra aprovechar esta coyuntura, los ingresos generados podrían destinarse a la creación de infraestructura, programas sociales y proyectos de desarrollo sostenible que beneficien directamente a las comunidades locales.

Para maximizar el impacto de Michiquillay y otros proyectos, es fundamental que Cajamarca se convierta en un verdadero clúster minero. Esto implica no solo el desarrollo de la actividad extractiva, sino también la creación de infraestructura complementaria y el fomento de industrias manufactureras y servicios vinculados a la minería. Una propuesta clave es la construcción de una vía férrea hacia Bayóvar, que mejoraría la logística, reduciría costos y aumentaría la competitividad de la región. Este enfoque se inspira en modelos exitosos como el de Antofagasta, en Chile, donde un clúster minero bien estructurado ha llevado a un crecimiento económico sostenido y una reducción significativa de la pobreza. Si se implementa correctamente, un clúster minero en Cajamarca podría generar empleo, aumentar los ingresos fiscales y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, transformando a la región en un polo de desarrollo.

  • 29 de enero del 2025

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