Mentiras del radicalismo en Espinar

Informe internacional: animales no mueren por metales pesados

Según un concluyente informe del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) las muertes de los animales (vacunos, ovinos, camélidos y caprinos) en la zona minera de la provincia de Espinar en el 2013 no fueron producto de la exposición e ingesta de minerales pesados, sino de la inadecuada crianza y alimentación de los animales por parte de los pobladores. El mencionado estudio derriba el argumento que el movimiento antiminero esgrimía en contra del proyecto minero Antapaccay, en Espinar.

Vale recordar que diversos líderes antimineros responsabilizaron a la empresa concesionaria de Antapaccay por la muerte de esos animales en 16 comunidades aledañas al proyecto minero. Según el relato de los antimineros, los animales habrían bebido el agua contaminada con metales pesados producidos por la explotación minera. Estas denuncias desencadenaron  el conflicto social. Para superar las diferencias, en el 2013 se formó una Mesa de Diálogo integrada por representantes de la población, la compañía concesionaria del proyecto Antapaccay y las instituciones del Estado. Uno de los compromisos suscritos entre las partes era que una institución independiente determine si el proyecto minero había tenido responsabilidad en la contaminación del agua.

Pues bien, la investigación científica se realizó en los laboratorios de la Universidad de Pennsylvania y Alamo Analytical Laboratories (LTD) de San Antonio (Texas), para establecer la presencia de metales pesados en los suelos, el agua, pastos y muestras de sangre en los animales. Los resultados descartan categóricamente cualquier relación entre las muertes de los animales y el proyecto Antapaccay.

La investigación encontró restos de once metales pesados —arsénico, cadmio, cobalto, cobre, hierro, plomo manganeso y otros— en cantidades mínimas, que no implican ningún riesgo de enfermedad ni muerte de los animales de la zona. La verdad ha salido a la luz: la mortalidad de los animales se debió a las prácticas inadecuadas y a la mala crianza de parte de los pobladores.

Así, se ha refutado uno de los principales argumentos que el movimiento antimininero esgrimió en contra del proyecto Antapaccay. Los resultados de esta investigación ya han sido presentados ante representantes de las comunidades “afectadas” y la población en general.

Siempre vale recordar cómo los “relatos” antimineros, basados en mentiras y en medias verdades, terminan desencadenando la violencia. Entre el 21 y el 30 de mayo del 2012 el radicalismo antiminero organizó violentas protestas contra el proyecto Antapaccay, protestas que dejaron cinco muertos y varios heridos. Uno de los líderes de las asonadas fue el ex burgomaestre Oscar Mollohuanca,  hoy juzgado por la Corte Superior de Justicia de Ica y candidato al Congreso por el partido de izquierda Frente Amplio. Junto a Mollehuanca actuaba la abogada Ruth Luque, también hoy candidata por el Frente Amplio. 

Como se aprecia el objetivo del radicalismo antiminero es detener la inversión en la explotación de los recursos naturales en el país; es decir, de una de las columnas vertebrales del crecimiento y de reducción de pobreza en los últimos 25 años. Si se logra detener las inversiones en minería se agravaría la desaceleración de la economía y se crearía el escenario ideal para el retorno de los discursos estatistas.