Los parceleros solo prosperarán con modelo agroexportador

En el Perú, el 95% de las tierras dedicadas a la agricultura están conducidas por cerca de 2.2 millones de minifundistas, cada uno con menos de cinco hectáreas. El 5% restante de tierras –la mayoría de ellas ganadas al desierto mediante proyectos hídricos– es administrado por empresas que se dedican a la agroexportación y que han organizado el milagro agroexportador peruano que sorprende al planeta. 

Una de las características de la agricultura del minifundio es la pobreza y las economías familiares de subsistencia. El actual Gobierno habla de “una segunda reforma agraria” desde el punto de vista estatista y colectivista. Sin embargo, ni siquiera ha logrado organizar una adecuada compra de urea y fertilizantes para garantizar las campañas agrarias. En su ceguera estatista, el Ejecutivo se negó a apoyarse en el sector privado para resolver el problema.

Sin embargo, la pregunta sobre cómo hacer para superar la agricultura de sobrevivencia de los minifundistas permanece sin respuesta. Desde los proyectos estatistas y colectivistas, la agricultura nacional solo ha conocido pobreza, atraso y exclusiones. De allí que, a nuestro entender, la única manera de superar el atraso del minifundio pasa por extender los beneficios de la agroexportación a los más de 2.2 millones de minifundistas. Es decir, pasa por extender el milagro agroexportador del 5% de las tierras al 95% restante.

¿Es exagerado hablar de un boom agroexportador? De ninguna manera. En apenas dos décadas, las agroexportaciones crecieron de US$ 621 millones a más de US$ 9,000 millones en el 2021. Este año los envíos al exterior llegarán a los US$ 10,000 millones y el 2023 sumarán más de US$ 11,000 millones. Sin embargo, a partir del 2024 todo declinará por falta de nuevas inversiones. En esas dos décadas de despegue se captaron más de US$ 20,000 millones en inversiones, se contrató a más de un millón de trabajadores formales (de manera directa e indirecta), y en las regiones agroexportadoras la pobreza se redujo debajo de la media nacional.

¿Cuáles fueron las claves de este milagro agrario? La Constitución de 1993, los 22 tratados de libre comercio (más de 5,000 millones de consumidores) y la Ley de Promoción Agraria, que estableció un régimen tributario promocional y un régimen laboral flexible. Y no vaya a creerse que la agroexportación es un asunto de grandes empresas. De un total de 13,000 unidades agroexportadoras, el 80% son pequeñas y medianas.

Increíblemente, durante el Gobierno provisional de Sagasti se derogó la Ley de Promoción Agraria (Ley N° 27360), la mejor ley económica de las últimas décadas. No obstante, es necesario señalar que solo restableciendo la vigencia de la ley derogada relanzaremos las agroexportaciones y sacaremos a los minifundistas de la pobreza.

Si el gobierno es capaz de resolver los problemas de agua y de infraestructuras que enfrentan los minifundistas, si se promueve la asociatividad para crear economías de escala de inversión y producción, será posible captar mercados, inversiones y créditos. Finalmente, la potencia y el futuro de las agroexportaciones requiere las más disímiles cadenas agroexportadoras. 

Si resolvemos los asuntos de infraestructuras, los sistemas de derechos de propiedad y fomentamos la asociatividad los minifundistas, al igual que los agroexportadores ellos estarán en condiciones de acceder a mercados de más de 5,000 millones de consumidores y elevar la productividad de las tierras. El sueño de una agricultura altamente productiva y la construcción de una clase media agraria serán posibilidades reales.