La economía de mercado y la asamblea constituyente

El Perú avanza lentamente a la ralentización económica, no obstante que el primer semestre de este año hubo un superciclo de precios en los minerales que, en el caso del cobre, alcanzó niveles históricos. Para entender la magnitud del problema vale recordar que el país es el segundo productor mundial del metal rojo.

¿La ralentización de la economía tiene que ver con el proyecto del Ejecutivo de instalar una asamblea constituyente y de nacionalizar los recursos naturales? No solo tiene que ver, sino que está directamente vinculada. ¿Por qué? Una de las razones de que el gobierno colectivista de Pedro Castillo no haya podido instalar su “asamblea constituyente” es el hecho de que en el Perú solo el 25% de la población está debajo de la línea de la pobreza. Si, por el contrario, el 75% de la población hubiera padecido pobreza, el discurso demagógico de la constituyente, las nacionalizaciones y los bonos habría impactado de manera decisiva en la sociedad a favor de la estrategia bolivariana.

Por estas razones, la situación económica es un asunto capital para preservar la Constitución y las libertades. En este contexto, la consecuencia inmediata de la ralentización económica es que en el Perú no se podrá seguir reduciendo la pobreza, mientras los niveles de bienestar alcanzados comenzarán a retroceder. Si ese es el escenario, el discurso contra el modelo neoliberal establecido por la Constitución arreciará con intensidad.

Como ya se ha dicho en diversas ocasiones, cada año se incorporan 300,000 jóvenes a la economía, por nuestra estructura demográfica.  Por otro lado, un punto de crecimiento del PBI representa 90,000 nuevos empleos. Por lo tanto, para evitar que solo el aumento de la población económica genere pobreza se necesita crecer por encima del 3.5%. En este contexto, todas las proyecciones económicas señalan que el país apenas crecerá 3% en el 2022, mientras que para el próximo año las perspectivas son negativas.

Entre las razones que explican la ralentización económica están los anuncios del Gobierno de la constituyente y las nacionalizaciones y la promulgación de los decretos laborales del Ministerio de Trabajo, que buscan colectivizar las relaciones laborales (prohibiendo la tercerización), fomentan la sindicalización libre y extienden el derecho a huelga en todos los aspectos. Todas estas medidas son verdaderas bombas nucleares en contra de la inversión privada, factor que explica más del 80% del PBI.

En este escenario de frenazo económico, la oposición no hace nada para detener las tendencias a la lentificación económica; es decir, las tendencias que llevan al aumento de pobreza y favorecen a la propuesta de la constituyente. Por ejemplo, la oposición no se atreve a derogar los decretos laborales del MTPE. algo que podría restablecer niveles de confianza en el Estado y las políticas públicas a favor de la inversión privada. Si se derogaran estas normas, el Perú y el mundo estarían notificados de que si bien en nuestro país hay un Gobierno anti inversión, todas las demás instituciones siguen rigiéndose por la Constitución de 1993.

Señalamos el ejemplo de la indiferencia del Congreso frente a los decretos laborales para subrayar la indolencia de las bancadas opositoras frente al tema económico, como un aspecto capital para defender la Constitución y las libertades. Una oposición con mayor claridad sobre el tema, por ejemplo, hace mucho tiempo ya habría iniciado una gran discusión sobre la urgencia de una reforma laboral –en base a la flexibilidad– para formalizar el empleo y representar a los mercados emergentes y populares.