El gigantesco aporte económico y social de Las Bambas en Apurímac

Las Bambas es una de las diez minas de cobre más grandes del planeta, y representa alrededor del 1% del PBI nacional, el 9% del PBI minero y cerca del 75% de la economía de Apurímac. Con una inversión de más de US$ 10, 000 millones, Las Bambas es una mina de talla mundial que, sin lugar a dudas, Canadá, Australia y Chile –países con los que el Perú disputa inversiones mineras, sobre todo en cobre– buscarían atraer y promover.

No obstante, lo más trascendente para la región Apurímac es que hay un antes y un después de la inversión de Las Bambas. Un solo hecho confirma semejante afirmación: antes de Las Bambas en los 84 distritos apurimeños la pobreza afectaba al 60% de su población. Después de la operación minera este flagelo social se ha reducido por debajo del 40%. Si las cosas no avanzan con más rapidez es porque el Estado, en general, no distribuye con eficiencia la renta minera. 

Es en este contexto que algunas proyecciones señalan que, en el periodo 2016- 2022, por concepto de canon y regalías, Las Bambas llegará a transferir alrededor de S/ 1,858 millones. Si se compara semejante proyección con el presupuesto para inversiones (PDI) del Gobierno Regional (GORE) de Apurímac de los últimos siete años, las transferencias de Las Bambas representan casi todo el presupuesto de inversiones y casi tres veces el PDI en el sector educación del GORE Apurímac. 

Igualmente, las transferencias de la minera representan más de tres veces el PDI para el sector agropecuario de Apurímac y casi 12 veces el PDI para el sector transportes de la mencionada región. Si tratara de establecer las posibilidades de impacto social de las señaladas transferencias, algunas proyecciones establecen que suman más de tres veces el presupuesto de Pensión 65; más de cinco veces el del Programa Juntos, más de 11 veces el del Programa Cuna Más y más de siete veces el del Programa Nacional de Saneamiento Rural. 

Los aportes de la minería moderna entonces pueden marcar la diferencia entre el desarrollo, el bienestar y la exclusión. Siempre y cuando las instituciones del Estado y los líderes políticos del país se comprometan a utilizar con eficiencia la renta minera nacional.

Por otro lado, luego de las transferencias de Las Bambas proyectadas para el 2022, la región Apurímac se convertiría en la segunda región con mayor disponibilidad presupuestal per cápita luego de Moquegua. En este avance en las posibilidades fiscales de la mencionada región tendrían que ver las mejoras presupuestales implementadas por el Gobierno central entre 2011 y 2018; y por supuesto, los aportes de MMG-Las Bambas en cuanto canon y regalías.

¿Por qué es posible semejante avance de Apurímac en cuanto a recaudación a favor del gobierno regional y los municipios? Porque MMG-Las Bambas tiene una carga tributaria sobre el promedio nacional: paga el 3% por regalías contractuales; es decir, el 3% de las ventas mensuales al margen de si existen pérdidas o ganancias en la empresa. Igualmente, tiene una tasa de impuesto a la renta del 32%, a diferencia de los demás sectores que pagan 29.5%. Vale anotar que las regalías son aportes nacidos de una voluntad contractual, del acuerdo voluntario entre la empresa y los gobiernos subnacionales.

Por todas estas consideraciones, vale preguntarse cómo es posible que Las Bambas acumule cerca de 500 días de paralizaciones por acción de las minorías radicales, que suelen desarrollar acciones en contra de la Constitución y las leyes nacionales. Acciones de violencia –junto a la demora en la renovación del nuevo tajo de Chalcobamba– que explican que hoy Las Bambas produzca la mitad de lo que tenía proyectado, en el preciso momento en que los precios del cobre alcanzan niveles históricos.