Derogar decretos laborales para relanzar inversión privada

No hay manera de que los inversionistas recuperen la confianza en la economía, en el país – en medio de una crisis general del sistema republicano– si la sociedad no deja en claro que no se modificara el modelo económico que ha posibilitado desarrollar el proceso más inclusivo de nuestra historia republicana. Gracias al modelo económico consagrado en la Constitución –basado en la inversión privada–, en las últimas tres décadas el Perú triplicó su PBI y redujo la pobreza del 60% de la población a solo 20% (antes de la pandemia) y, de una u otra manera, avanzó a ensanchar a las clases medias.

Semejante modelo tuvo un protagonista central: la inversión privada en la minería, la agricultura, el comercio y los servicios, entre otros. Durante tres décadas la inversión privada creció sostenidamente (llegando a sumar dos dígitos de expansión anual) y representó cerca del 25% del PBI. Hoy el sector privado aporta el 80% de los ingresos fiscales, provee más del 80% del empleo y representa el 80% del total de lo que se invierte en el país.

Sin embargo, la llegada del Gobierno de Pedro Castillo, de Perú Libre y el Movadef, y los anuncios de la constituyente y las nacionalizaciones, frenaron en seco el crecimiento de la inversión privada. Las proyecciones de todos los economistas y entidades serias señalan que la inversión privada crecerá cero en el 2022 y que el próximo año se desplomará. Igualmente, las proyecciones de crecimiento del PBI indican que no se podrá seguir reduciendo la pobreza.

En este contexto, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) ha promulgado dos decretos laborales que pretenden prohibir la tercerización laboral en las empresas y fomentan la sindicalización por fábrica, rama y grupos empresariales, y que liberalizan en extremo el derecho a huelga. En una sociedad en donde más del 85% del empleo es informal, porque es provisto por micro y pequeñas empresas que no pueden pagar los “derechos laborales”, imaginar un mundo laboral poblado de sindicatos, como si fuésemos una sociedad industrializada, es una verdadera locura e irresponsabilidad de ideólogos universitarios.

Semejantes decretos, antes que reformas laborales, forman parte de una estrategia de poder hacia la constituyente que busca empoderar a los sindicatos en contra de la inversión privada y la viabilidad de las empresas. Es una manera directa de empezar la estatización de las empresas, ahogar la inversión privada y desatar una ola de quiebras.

El nuevo ministro de Economía y Finanzas (MEF), Kurt Burneo, acaba de señalar que el Perú necesita crecer por lo menos 5% para seguir reduciendo la pobreza. ¿Cómo se va a lograr? ¿Impulsando la inversión pública para que aumente la productividad? De acuerdo. Se aumentará la demanda y se reactivarán los mercados para reanimar el crecimiento de la inversión privada.

Pero, ¿cómo los inversionistas volverán a creer en el Perú si de por medio están los decretos laborales que ha promulgado el MTPE, sin consultar con el Consejo Nacional de Trabajo? Si el ministro Burneo no logra cambiar la lógica del Gabinete en contra de la inversión privada, cualquier aumento del gasto público solo debilitará la posición fiscal del Estado.

Las cosas entonces son absolutamente claras. Si se pretende relanzar la inversión privada la condición impostergable es la derogatoria de los decretos laborales del MTPE. El resto es juego de palabras y no generará confianza en nadie.