Constituyente y reforma laboral

La mayoría del Congreso que se opone a la asamblea constituyente todavía no entiende que las propuestas de nacionalizaciones, de cambio de modelo económico y de las relaciones laborales, en realidad, representan la otra cara del proyecto de “la república plurinacional con equidad de género”. La estrategia económica y social a favor de la constituyente pasa por el cambio de modelo económico, las expropiaciones y la creación de un estado empresario y empleador. En otras palabras, pasa por destruir al sector privado.

Quizá por esas razones el Congreso sigue postergando la derogatoria del decreto supremo que prohíbe la tercerización laboral en las actividades principales de la empresa. Un decreto que amenaza la continuidad de más de 250,000 empleos directos y más de un millón indirectos.

Mientras en la mayoría del Congreso no se reflexiona sobre la importancia de la economía y las relaciones laborales en la lucha por la libertad, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) avanza en su proyecto de colectivizar las relaciones laborales y convertir el mundo del trabajo en una suma de sindicatos que negocian por ramas, como si en el Perú más del 85% del empleo no estuviese bajo informalidad. 

Por ejemplo, se acaba de conocer que en el MTPE se estaría planteando modificar el reglamento de negociaciones colectivas para promover la sindicalización en general y liberalizar al extremo el derecho a huelga. En el mencionado proyecto se propondría la sindicalización del personal de confianza, la declaratoria de la legalidad de las huelgas sin necesidad de acreditar una negociación colectiva ni contar con la autorización del MTPE y la plena libertad de sindicalizarse de los trabajadores y practicantes. Igualmente, no solo se fomentaría la sindicalización por rama sino también a través de conglomerados empresariales y la libertad de los sindicatos para establecer los días de licencia sindical.

Como se aprecia, se viene otro zarpazo contra la productividad de las empresas y el sector privado; es decir, un factor que ahogará aún más el crecimiento de la inversión privada en el Perú. ¿Por qué? Colectivizar las relaciones laborales es una forma velada de estatizar al sector privado porque se crean derechos artificiales que no pueden ser pagados por el sector privado. Luego de la creación de derechos en el aire, lo que suele suceder es que una gran parte de las empresas privadas quiebra y se retira de los mercados; y otro gran sector se lanza a la informalidad.

Si este tipo de medidas avanzan en contra del sector privado, la quiebra de las empresas y el desplome de la inversión privada, en el acto, generarán una contracción general del empleo. En este contexto, las propuestas demagógicas de expropiar y estatizar el sector privado pueden prosperar por la desesperación de la gente. Si esto sucede, ¿acaso no es una manera de avanzar hacia la asamblea constituyente?

La oposición en el Congreso debe entender que para oponerse a la constituyente y al proyecto chavista necesita una propuesta laboral. Y la experiencia nos señala el camino. La trayectoria de los países desarrollados y las demandas de los mercados emergentes del Perú, exige una gran reforma: flexibilidad laboral. En otras palabras, el camino inverso del MTPE.

Por ejemplo, Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Australia son los países con mayor flexibilidad laboral, y sus tasas de desempleo están entre el 3% y el 5% de la población económicamente activa. En los mercados populares del Perú se contrata trabajadores de manera informal por falta de flexibilidad laboral.

La mayoría del Congreso que se opone a la constituyente, entonces, necesita una propuesta laboral que emule a los países desarrollados y recoja la demanda de más de 85% de los trabajadores en informalidad. Es una manera directa de luchar contra la constituyente.