Bosques: una riqueza abandonada

Sobre la propuesta de Serfor de impulsar plantaciones de árboles

Fabiola Muñoz, Directora Ejecutiva del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre, acaba de anunciar que, de pronto, el gobierno ha decidido impulsar la inversión privada en plantaciones de bosques maderables, en las perspectiva de que el Perú se convierta en exportador de madera. La iniciativa es plausible y merece ser apoyada. No obstante, surgen dos grandes interrogantes: ¿estamos preparados para realizar ese tipo de inversiones? ¿implica esa iniciativa soslayar la producción forestal de nuestros ricos bosques amazónicos?

 

Para entender la primera pregunta es necesario remitirse a experiencias en otros países. Chile, por ejemplo, tardó 50 años en construir un sector forestal basado en concesiones para  plantaciones de árboles que tardaron décadas en alcanzar el tamaño rentable para ser talados. Posteriormente, alrededor de esos bosques surgió una industria maderera y una cadena productiva y de servicios.

El estado chileno invirtió en esas cinco décadas unos US$550 millones en incentivos para esas inversiones, pero recuperó largamente esa esfuerzo al obtener unos US$20,000 millones de ingresos por exportaciones de madera. También otorgó concesiones de tamaño rentable con un clima de inversión excelente, seguridad jurídica, y garantías para trabajar sin conflictos. ¿El Perú está en condiciones de ofrecer eso mismo con un gobierno de salida, con poco crédito en materia de confianza y con escasa autoridad?

En la sierra, por ejemplo, habría que superar varios obstáculos: negociar con las comunidades campesinas, sanear legalmente la propiedad de las tierras, enfrentar la oposición de los radicales enemigos de la inversión privada, construir la infraestructura necesaria: carreteras, energía eléctrica barata, fuentes de agua, etc, etc.

Y en la Amazonía, ¿quién se arriesgaría a invertir donde hay narcotráfico, tala ilegal, terrorismo, y faltan carreteras, energía eléctrica, y autoridades capaces de garantizar que nadie va a invadir las concesiones? ¿Cuánto tiempo demandará remover todas estas trabas?

En cualquier caso, bienvenida la iniciativa y empecemos a trabajar desde ahora en esa tarea difícil y compleja. Pero, ¿por qué tendríamos que esperar tres o cuatro décadas para tener un sector forestal teniendo hoy una enorme riqueza maderera subexplotada en nuestros bosques amazónicos? Sería absurdo.

El principal obstáculo que impide que el Perú tenga un sector forestal moderno no es la falta de inversión en plantaciones sino el pésimo sistema de concesiones en la Amazonía, que ha tenido tan malos resultados que el actual gobierno aprobó una nueva ley de concesiones el año 2011, pero no puede ser aplicada hasta ahora porque la burocracia del Ministerio del Ambiente tiene congelado su reglamento.

El sistema es tan malo que de los 15 millones de hectáreas de bosques de producción permanente que tenemos, se explota solo el 3% de cada parcela de aprovechamiento anual porque los concesionarios no tienen experiencia ni capital. Si esas concesiones fueran entregadas a verdaderos inversionistas en los términos de la nueva ley, las cosas cambiarían sustancialmente. Se calcula que explotando solo el 10% de esas parcelas el Perú produciría unos US$5,000 millones más en madera sin valor agregado. Una silla puede tener entre 80 y 100 soles en costo de madera, pero se puede vender en unos 500 soles por su diseño. Este es el potencial del valor agregado de la madera, que se potencia cuando la materia prima es fina, como caoba, por ejemplo.

¿Hasta cuando vamos a desaprovechar esa riqueza que bien podría rescatar de la pobreza a nuestros pueblos amazónicos?