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De las películas de superhéroes al drama
Mark Webb (Indiana, 1974) es un director con una larga y reconocida trayectoria dentro del mundo de los videoclips musicales, pues ha trabajado con estrellas como Santana, Green Day, Maroon 5 y Miley Cyrus, entre muchas otras. En el cine es conocido más que nada por El sorprendente Hombre Araña 1 y 2 (2012 y 2014), aquellas versiones protagonizadas por Andrew Garfield (la “saga” anterior a la actualmente en cartelera). Dejando atrás el pop y el cómic, Webb incursiona ahora en el drama con Un don excepcional (Gifted, 2017), una película protagonizada nada menos que por Chris Evans, actor plenamente identificado con el Capitán América. Y a pesar de que no apelan a superpoderes ni efectos especiales, Webb y Evans demuestran esta vez su versatilidad y oficio.
Un don excepcional cuenta la historia de Mary Adler (interpretada por Mckenna Grace) una niña de siete años de edad, huérfana y que vive con su tío materno, Frank (Evans). Mary además tiene el “don excepcional” al que hace referencia el título: una mente privilegiada para las matemáticas, que le permite resolver problemas de altísimo grado de dificultad. Sin embargo, Frank está empeñado en que Mary tenga una infancia normal, que juegue y estudie con los niños de su edad. Pero cuando el don de Mary se hace visible, todos quieren sacarla de su escuela y llevarla a una universidad; especialmente su abuela Evelyn, también un genio de las matemáticas. Entonces se inicia una pugna legal entre Frank y su madre, por la custodia de Mary.
Así, la historia comienza como un relato típico de niños prodigios —cuyo más prestigioso antecedente es Little Man Tate (1993), el debut como directora de Jodie Foster—, centrados en los problemas de inadaptación de estos niños tanto al universo adulto como al infantil, para derivar finalmente en el juicio entre parientes por la posesión de un niño. En este último caso el referente inevitable es Kramer versus Kramer (1979), con las inolvidables actuaciones de Meryl Streep y Dustin Hoffman. Pero Un don excepcional apuesta más por enternecer al espectador, y para eso cuenta con un efectivo plantel de personajes secundarios: la vecina bonachona, sabia y divertida, interpretada por Octavia Spencer (una especialista en estos roles); una muy buena maestra de escuela, que está siempre al lado de la niña (además de enamorada de Frank); y especialmente Fred, un gato callejero tuerto que Mary ha adoptado.
Webb sabe que en este tipo de películas, los momentos más importantes son los de mayor emotividad, y nos entrega algunos verdaderamente intensos: cuando Frank (que ha perdido la custodia de Mary) tiene que convencer a la niña de que estará mejor viviendo con unos desconocidos, o el posterior reencuentro de ambos personajes y Fred. La efectividad de estas escenas está tanto en la mano del director como en la evidente “química” entre los protagonistas: Evans muestra cualidades que van más allá de sus interpretaciones del Capitán América, y Grace (quien a su edad ya tiene una decena de participaciones en películas) confirma que también tiene el “don excepcional” de la actuación. Hay algunas escenas cursis (el diálogo sobre Dios, la vida y la muerte, con fondo de una puesta de sol) y otras demasiado “complacientes”, pero en líneas generales Un don especial es una buena película, agradable y bien narrada.
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