Graciela Fernández-Baca Calderón: una vida ejemplar

Con una muy larga y destacada trayectoria, tanto en el sector privado como el público, la trayectoria, el lunes 6 de enero falleció la economista Graciela Fernández-Baca Calderón. Entre los cargos que ejerció figuran los de congresista de la República (1995-2000), directora de Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), presidenta del Sistema Estadístico Nacional, miembro del Consejo Directivo de EsSalud, funcionaria de la Superintendencia Nacional de Contribuciones (Sunat). En el sector privado, fue fundadora de la Asociación Civil Transparencia y presidió la Cámara de Comercio de Lima (CCL). Y a nivel internacional ha sido presidenta del Consejo Intergubernamental de Información para Todos de la UNESCO y miembro de la Junta de Auditores de la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros cargos.

Graciela Fernández-Baca nació en el Cusco, y en esa ciudad hizo sus estudios escolares. Allí también se formó como economista, una elección poco común en una mujer de esa época, en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco. Esmerada estudiante, posteriormente hizo postgrados en la Universidad de Chile, la Universidad de Chapingo (México), la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad Nacional de Ingeniería (Lima). En el campo laboral también destacó desde temprano, convirtiéndose pronto en líder gremial y llegando a los más altos cargos de la CCL y del Colegio de Contadores Públicos de Lima. Mujer de múltiples facetas, también incursionó en la docencia universitaria, dejando un grato recuerdo en todos sus alumnos.

Es precisamente este aspecto, el humano, el que más han destacado aquellas personas que la conocieron. Kitty Trinidad Guerrero, quien fue asesora de Fernández-Baca en su etapa de congresista, afirmó en un artículo de La República: “Desde el primer día quedé cautivada por su personalidad… Chelita me enseñó a amar a mi país mediante el servicio público. Fue una persona con muchos valores; una mujer auténtica, íntegra y coherente en todos los ámbitos de su vida. Por eso fue muy querida y respetada por todos”. Trinidad Guerrero destaca también el lado menos conocido de Fernández-Baca: “Fue un ejemplo de mujer, profesional y madre, pues pudo compatibilizar perfectamente su vida laboral y familiar. No había un día en que en nuestras conversaciones estuvieran ausentes su esposo, sus hijos y más tarde, sus nietos”.

Por su parte, el reconocido economista y profesor universitario Alfredo Bullard recuerda, en un artículo publicado en Perú 21, los logros personales de Fernández-Baca: “Nació en una época diferente. Para una mujer provinciana, si hoy las cosas son más difíciles que para un hombre, en su circunstancia y en su tiempo eran aún más complicadas. Sin embargo, dedicó su vida a dejar a los prejuicios plantados como postes y demostrar que es el poder propio el que nos impulsa. No perdió su tiempo reprochándole a los demás por qué no la dejaban ser lo que quería. De frente decidió ser lo que ella quería ser. Y lo consiguió”. Y añade que, a pesar de que ella se desempeñó tanto en el ámbito público como el privado, “nunca se complicó con un conflicto de intereses. Para ella las cosas eran siempre claras. Su regla era hacer lo correcto. No importa dónde estés ni a quién representes. Finalmente, quien hace siempre lo correcto, hace las cosas bien”.

Por sus grandes logros profesionales, académicos y gremiales, Graciela Fernández-Baca recibió numerosos premios y condecoraciones: el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Femenina de los Sagrados Corazones (2006), la Orden al Mérito en el grado de Gran Auditor, otorgada por la Contraloría General de la República (2006), la Condecoración Orden al Mérito del Ministerio de la Mujer (2010) y la Condecoración Hipólito Unanue del Ministerio de Economía y Finanzas (2010), entre muchas otras.