Vacunas sí; estabilidad económica y política, también

Promover la estabilidad económica, política y social requiere que los más de treinta millones de peruanos accedamos a vacunarnos para protegernos del Covid-19 y contribuir, con nuestro trabajo, a la reactivación económica, política y social del país. Esta debe ser la prioridad del gobierno de transición. Y para que se logre, debemos contribuir todos. Es cierto, pero la principal responsabilidad está ahora en manos de este Ejecutivo, el que debe llevarnos camino al bicentenario.

En el ínterin, sin embargo, millones de peruanos salen a trabajar como informales sin los cuidados mínimos asociados al distanciamiento social que las normas de prevención establecen. Más aún, las calles del centro de Lima están abarrotadas de personas que ponen en riesgo sus propias vidas, razón por la que urge habilitar el testeo del Covid-19 en los puntos de detección temprana, que se deben ubicar en los lugares de mayor presencia de público; e insistir en los cuidados que debe tener la población, empezando por el uso de mascarillas y respetando el espacio personal que debe existir entre individuos.

Es innegable que este Ejecutivo debe propiciar la estabilidad social, política y económica que nuestro país requiere. Especialmente para enfrentar una campaña electoral en la que debe primar la discusión de propuestas técnicas, porque el exceso de medidas populistas que este Congreso ha promulgado en los últimos meses está afectando seriamente las posibilidades de crecimiento económico de nuestro país.

Sin duda escuchar a los ciudadanos es fundamental como herramienta de política pública para guiar el accionar del Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo. Pero es tarea de estos dos poderes establecer las condiciones mínimas para que la actividad empresarial, promotora de la inversión privada, puede generar empleo de calidad. 

Y eso pasa por entender que no se trata de distribuir lo hoy existente, sino de hacer crecer lo que hoy existe para que todos tengan acceso a mejores ingresos. Y trabajar simultáneamente en políticas de reducción de la desigualdad de ingresos y un mayor acceso a servicios básicos.

No obstante, todas las herramientas de política están también en proceso de cambio, pues el tipo y la duración del empleo y del emprendimiento se han vuelto ahora mucho más volátiles. De esta manera la estabilidad se debe entender como el establecimiento de reglas de juego claras que posibiliten el desarrollo de un sector privado creativo, digital y muy competitivo.

Los procesos automatizados y las mayores competencias blandas de las personas que trabajan serán las nuevas herramientas que –en un ambiente de estabilidad social, política y económica– posibilitarán la sostenibilidad del crecimiento de los países, a largo plazo.