Tía María, la mejor noticia

Hasta que la minera Southern Peru se convenció de que los pobladores del valle de Tambo desean trabajar tanto en el desarrollo del proyecto Tía María como en la agricultura, la ganadería, la pesca o el turismo. La denominada “oposición” en el valle es sufragada por algunas oenegés antimineras, cuyos únicos logros en el país son haber retrasado el progreso, detenido las inversiones e incrementado la pobreza.

Precisamente, fueron las red(es) de organizaciones antidesarrollo las que levantaron las banderas en contra del proyecto aurífero Manhattan, en la región Piura, dando paso a la mayor contaminación ambiental en la zona, porque la criminalidad que maneja la minería ilegal emplea mercurio sin ningún control en sus actividades extractivas.  Por eso, en la actualidad, los pobladores de la zona se arrepienten del engaño que fraguaron en contra de la minería formal, que opera con estándares ambientales del primer mundo, donde la agricultura y la minería coexisten y se complementan.

Después, volvieron a activar su red en contra de los proyectos Cerro Quilish y Conga. El resultado fue convertir a la región Cajamarca en la más pobre del país, con registros altísimos de anemia infantil, lo que compromete sus potenciales a futuro, tanto en lo académico como productivo, propiciando la pobreza intergeneracional.

Más adelante, fueron en contra del proyecto cuprífero Tía María. Lo postergaron durante más de quince años, movilizaron a los pobladores con mentiras para finalmente transparentarse que los cabecillas solicitaban “lentejas” a cambio de la pregonada licencia social, denominación atractiva que ha sido empleada como un medio extorsivo en la mayoría de los casos.

A quienes agrupan esas redes antidesarrollo son movimientos que desean un cambio constitucional para apoderarse del Estado y replicar lo que sucede en Cuba o Venezuela, los paraísos de las privaciones, del hambre y la pobreza. Los ciudadanos de ambos países deambulan por el mundo. Esa misma posición ideológica fue la que enarboló en su momento Ollanta Humala con su lema “agua sí, oro no”, por lo que Cajamarca rechazó recientemente la presencia de su hermano Antauro.  En el 2021 Pedro Castillo, el golpista, también pretendió el control total del Estado y de la economía, respaldó todo aquello que empobreciera al Perú.

Pero, como dice el dicho: “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. El Perú y América Latina (el portaestandarte es Javier Milei, actual presidente de Argentina) se están liberando de las ideologías anti-inversión, como también lo está haciendo la vieja Europa. Basta de ideologías retrógradas, basta de imponerle cadenas a la libre iniciativa privada que busca oportunidades de inversión generando empleo y capacitación a su personal. Sólo así aquellos que se sientan debidamente preparados decidirán emprender sus propios negocios, como en su momento lo hizo Don Alberto Benavides de la Quintana, quien luego de trabajar en la Cerro de Pasco Copper Corporation decidió fundar Buenaventura, uno de los emprendimientos más exitosos del Perú.

En el caso de Tía María hay que resaltar que capitales mexicanos renueven su confianza en el Perú; justamente se necesita este tipo de decisiones. Los US$ 1,400 millones de inversión harán que otros inversionistas vuelvan a mirar al país como destino confiable.  Así que Tía María es más que una gran noticia, es la expectativa de más empleo, de menos pobreza para el valle de Tambo y la provincia de Islay.

Por eso es que todos debemos rechazar la traición que representa para el país las acciones de organizaciones y red(es) de hambre, miseria, criminalidad, corrupción y contaminación. Le Chave a quién le Chave.