Jorge Morelli

Solo el dólar sube hoy en Nueva York

EE.UU. se las ha arreglado bastante bien para blindar al dólar

Solo el dólar sube hoy en Nueva York
Jorge Morelli
20 de septiembre del 2022


El dólar se ha convertido virtualmente en el único refugio para el valor. Solo que es un refugio artificial o, en palabras de hoy, virtual. Hace un año, el Índice Dólar –que mide al dólar respecto de otras monedas globales– sumaba algo menos de 90 puntos. Ayer batía nuevamente su propio récord llegando a más de 110 puntos. Es un alza de más de 20% en apenas un año.

¿Cómo se hace algo así? La Fed, el banco central de EE.UU., viene subiendo fuertemente la tasa de interés para apagar el incendio de la inflación. Y todos piensan que ahora habrá una recesión global. Corren entonces al refugio porque ha aparecido el lobo, el miedo, la “aversión al riesgo”. El capital es un animal asustadizo a mitad de camino en la cadena alimenticia. Cuando se espanta, corre al refugio. Tarde o temprano, tendrá hambre y asomará la cabeza desde su cueva para ver si es seguro salir a buscar comida. Pero eso no será hoy. Hoy está buscando refugio.

La cuestión es cuál es el refugio. El oro es el último refugio, aunque no pague intereses. Es el respaldo del valor. Lo ha sido siempre en la historia. Lo sigue siendo aun hoy, aunque se dijera ayer u hoy que el respaldo del valor es un intangible, como el consenso virtual o el trabajo para Marx. El trabajo es una fuente de valor, pero no es un refugio para el valor. Tampoco hay un consenso sobre dónde queda el refugio del valor.

Hoy el asustadizo mamífero del capital no está corriendo, sin embargo, al refugio seguro del oro. El oro no sube hoy de precio, incluso baja. Es que el capital en pánico ha sido distraído de pronto, entretenido en el camino, deslumbrado por la tentación de un refugio que paga intereses que, además, suben. 

¿Cómo ha sucedido eso? Para comprar dólares (o bonos del Estado americano), el mercado global vende todo lo demás en su carrera al refugio: acciones de bolsa, cobre, crudo, plata, oro, yuanes, euros y hasta bitcoins. Ayer, sin ir más lejos, en Nueva York todos esos activos bajaban de precio mientras subía el dólar. Y solo el dólar subía.

¿Es el dólar un refugio sostenible? ¿O es una de las casas frágiles de los cerditos, esas que el lobo derribará de un estornudo? El dólar pagará más interés y el mercado comprará más dólares (o bonos del Estado norteamericano) y subirá el dólar en todas partes por simple ley de la oferta y la demanda. De modo que el refugio de fantasía se retroalimenta a sí mismo. Tiene aire acondicionado y hasta paraísos artificiales.

Pero es un refugio sin la menor duda, ya que el peso del Estado americano está detrás.  “The buck stops here”, pronunciaba Truman para decir que hasta aquí llega el dólar que rueda, porque esa es la responsabilidad de la palabra dada. De modo que el respaldo del valor es la palabra del presidente de EE.UU.

Harry Truman prometió a Keynes, desde Breton Woods en 1944. que EE.UU. sostendría el valor del dólar fijado al oro, es decir que instauraría un “patrón-oro”. En 1971, ante el hoyo del gasto de la Guerra de Vietnam, Richard Nixon rompió esa palabra y dejó al dólar flotar libremente en el mercado (por consejo de Milton Friedman, se dice). La libra de oro pasó de valer 35 dólares a 70 dólares en un día. Hoy vale 1,700 dólares. El dólar vale hoy casi 50 veces menos. Desde entonces tenemos un “patrón-dólar”.

El dólar es aún la reserva global del valor y un buen refugio virtual hoy. Pero lo será solo mientras el mercado global quiera creerlo. No está mal como refugio, pero el oro, la casa del cerdito mayor, sigue siendo el último refugio y la vara con que se mide el valor de las cosas.

EE.UU. se las ha arreglado bastante bien para blindar al dólar ante sus adversarios, convirtiéndolo en un castillo medieval virtual. Se mantedrá incólume ante el asedio mientras la tasa de interés siga subiendo y permanezca alta.  Pero esto la costará caro a todas las economías en términos de crecimiento. El animal en su cueva pasará hambre porque el miedo será mayor que el hambre. “Habrá dolor”, dice la jefa del FMI, ante el crecimiento frustrado y el retroceso de la tercera globalización planetaria, la pax americana.

Pero el dólar no será ya en el futuro la única moneda de reserva del valor en el mercado global. Tal como el dólar desplazó a la libra inglesa, hace exactamente cien años, el yuan aspira hoy a competir en el mercado para ser una moneda de reserva del valor en el universo de los refugios artificiales. China tiene el oro para respaldar un yuan digital. O así podrá creerlo el mundo global. Y será entonces un nuevo refugio virtual. Pero es la confianza en la palabra lo que lo sostiene.

La palabra que hace confianza puede respaldar el valor. Por eso eligen Raquel y Vidas creer en el Cid Campeador y en la falsa garantía del supuesto oro en el baúl sellado lleno de arena. La confianza quebrada, en cambio, no tiene remedio.

Jorge Morelli
20 de septiembre del 2022

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