Berit Knudsen

Seguridad continental de América

Estados Unidos debe reconocer la importancia estratégica de América Latina

Seguridad continental de América
Berit Knudsen
29 de agosto del 2024


La relación entre la defensa nacional de Estados Unidos y sus intereses en América Latina revela tensiones entre las prioridades globales de Washington y la percepción de desatención regional. América Latina ha sido vista como el "patio trasero" de Estados Unidos; una región de importante influencia que, en las últimas décadas, parece relegada frente a otras áreas del mundo. Este desplazamiento se vuelve crítico cuando potencias como China, Rusia e Irán incrementan su presencia regional, desafiando a Norteamérica.

Estados Unidos consideró estratégicas las relaciones con América Latina por razones geopolíticas y económicas. La Doctrina Monroe, de 1823, buscó evitar la interferencia europea, protegiendo la independencia hemisférica. Durante el siglo XX, la política de "Buen vecino" y las incursiones en Cuba, República Dominicana y Nicaragua fueron parte del esfuerzo por enfrentar al comunismo, alineando a estos gobiernos con los intereses estadounidenses durante la Guerra Fría. Propuestas como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en 1994, para eliminar barreras comerciales, fueron frenadas por las izquierdas.

Pero, en las últimas décadas, la atención de Estados Unidos se ha desviado hacia desafíos globales como la competencia con China y Rusia, terrorismo y amenazas en el ciberespacio. Esto ha permitido el avance del bloque autoritario en América Latina, dejando a la región fuera de las prioridades de seguridad de Washington, pese a su importancia estratégica.

Mientras Estados Unidos se concentra en Asia, Europa del Este y Oriente Medio, potencias como China, Rusia e Irán aprovechan la desatención en Latinoamérica, incrementando su influencia. China expande su presencia mediante inversiones en infraestructura, préstamos y comercio, fortaleciendo lazos económicos y políticos. Rusia, presente desde 1919 con la Unión Soviética, reaviva relaciones con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, vendiendo armas y cooperación militar. Irán, acrecentando su presencia desde 1980, establece vínculos con fachadas diplomáticas, culturales, propaganda y áreas como energía, sectores militares, pero también grupos terroristas para desafiar a Estados Unidos.

Los objetivos de defensa de Estados Unidos se dispersan ante múltiples amenazas globales. Pero estas políticas plantean cuestionamientos sobre acciones insuficientes para contrarrestar la influencia de actores que amenazan la democracia y los derechos humanos en América. Washington se enfoca en el narcotráfico, migración y seguridad fronteriza, dejando en segundo plano el contrapeso a las dictaduras en el continente.

Para alinear los objetivos de defensa con la realidad en América Latina, Estados Unidos debería reconsiderar su enfoque hacia la región, fortaleciendo lazos mediante acuerdos comerciales, cooperación en infraestructura y asistencia técnica. Reforzar la diplomacia con iniciativas de desarrollo estabilizaría la región, abordando la migración y narcotráfico desde sus orígenes. Aumentar la cooperación en seguridad, enfrentando amenazas comunes como el crimen organizado, desarrollaría beneficios mutuos, involucrando ejercicios militares conjuntos y tecnología militar avanzada.

Estados Unidos debe reconocer la importancia estratégica de América Latina en la competencia global con China y Rusia. Los gobiernos autoritarios, respaldados por movimientos progresistas, han dividido ideológicamente lo que debería ser una coalición continental para defender intereses americanos, derechos humanos y democracia. Este hecho se evidencia con la creación de la CELAC, para competir con la OEA excluyendo a Estados Unidos y Canadá, remarcando la división. Es tiempo de hablar de América como un todo, rechazando narrativas que promueven la fragmentación y desunión interna en el continente. La seguridad de Washington, frente a la creciente influencia de potencias rivales, involucra la seguridad de toda América. Una América fragmentada solo tendrá como resultado el debilitamiento e inestabilidad hemisférica.

Berit Knudsen
29 de agosto del 2024

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