Reflexiones

En momentos tan difíciles como los que estamos atravesando actualmente, cuando no tenemos trabajo y algún familiar cercano muy querido está enfermo o ha fallecido, solo nos podemos preocupar por atender la urgencia del momento, poniendo todo nuestro esfuerzo y recursos para sobrevivir esta terrible crisis.  Esta realidad, a nivel agregado se explica en el incremento de la población en pobreza, la cual ha pasado de 20% a más del 30%, afectando a más de tres millones de personas; y en el deterioro de la clase media, que se habría contraído de 46% a 34%, según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho).

¿Cómo salir adelante? ¿Cómo recuperar la esperanza y la confianza? Si bien es posible imaginarnos las decisiones difíciles que nuestros padres y abuelos debieron enfrentar en su momento, como adultos responsables, en las guerras que lidió el Perú a lo largo de su historia y en los distintos gobiernos que trajeron desempleo y hambre, lo cierto es que la pandemia nos pone en una prueba aún mayor.

Sin duda es vital el enorme esfuerzo que el gobierno tiene que liderar tanto para asegurar la vacunación universal oportuna, como en las acciones creativas e innovadoras que debe promover para generar iniciativas de crecimiento económico, promotoras de empleo y de oportunidades de negocio. Y ahí es donde resulta clave que las propuestas del próximo gobierno sean de fácil ejecución en el cortísimo plazo, porque mientras más rápido se tomen las acciones destinadas a reactivación y protección de salud, mayor será la fuerza de los motores de crecimiento económico y desarrollo humano para alcanzar a la población más vulnerable.

Es crucial contar no solo con buenas ideas, sino también con excelentes gestores de política pública, capaces de liderar transformaciones que usen la tecnología y la innovación para facilitar el acceso a alimentación, educación y salud en mercados más competitivos y a precios accesibles. En simultáneo, es vital la generación de empleo de calidad. Y para ello, el encadenamiento productivo se convierte en una herramienta sumamente útil. Así las empresas grandes, insertadas en mercados internacionales, en los cuales compiten para exportar, pueden ser altamente dinamizadoras de la demanda de servicios de las empresas de menor tamaño. Y con ello se generarán puestos de trabajo con cobertura de protección social de calidad: seguro de desempleo, acceso a pensiones, entre otros. 

Está claro que el presupuesto fiscal es ajustado y, por ende, la relevancia de establecer reglas de juego claras que le den estabilidad jurídica a la inversión privada responsable, a fin que esta crezca ordenadamente no solo en las grandes ciudades, sino también en las zonas más alejadas. Y aquí la coordinación entre las autoridades de los gobiernos locales y regionales con las empresas privadas debería ser el instrumento de gobernanza que promueva el acceso a iguales oportunidades. Un reclamo justo y que se debe atender con absoluta urgencia y dedicación.