Marco Sipán

Recuerdos de la caída de la dictadura

Recuerdos de la caída de la dictadura
Marco Sipán
24 de mayo del 2016

Desde la Marcha de los Cuatro Suyos hasta la renuncia por fax

Para el 28 de julio del 2000 se había anunciado una gran movilización contra la tercera juramentación del dictador Alberto Fujimori como presidente, luego de una reelección fraudulenta, que incluso la Organización de Estados Americanos había denunciado. Días antes, de las distintas partes del país la gente de diversos pueblos, de diferentes sectores sociales —jóvenes, obreros, mujeres, estudiantes, campesinos; es decir, la mayoría afectados por el régimen—, habían llegado a la capital. Esta gran jornada de protesta fue bautizada como la “Marcha de los cuatros Suyos” y quien se atribuye su organización es Alejandro Toledo, el último sobreviviente de la gran campaña de demolición política que hizo Montesinos contra los competidores de Alberto Fujimori. Los otros que quedaron en el camino fueron Alberto Andrade y Luis Castañeda, este último actualmente mantiene buenas relaciones con el fujimorismo en el ámbito metropolitano.

Durante la movilización, en pleno enfrentamiento con las fuerzas policiales que custodiaban el centro de Lima, impidiendo el paso de los marchantes a las cercanías de Palacio de Gobierno y el Congreso, se mostró por los medios de comunicación —la mayoría de ellos en contra de la movilización, con excepción de La República y Canal N— un gran incendio que calcinaba al Banco de la Nación, frente al parque universitario, en pleno corazón del Centro de Lima. En este fatídico hecho murieron seis guardias de dicha institución. Este acto luego sería investigado y se encontraron pruebas que señalan que el incendio formaba parte de una estrategia del Gobierno para desprestigiar la marcha.

La sociedad estaba pendiente de lo que pasaba. La reelección le estaba costando al fujimorismo 900 millones de dólares, como declaró Matilde Pinchi Pinchi (al fujimorismo se le acusa de haber desaparecido 6,000 millones de dólares del erario nacional). Se había establecido, algunos meses antes, una coalición democrática entre los diferentes partidos, apoyados con organizaciones populares que venían luchando durante todo el periodo, defendiendo derechos conquistados años atrás.

La estrategia del fujimorismo de recurrir a la acusación de terrorismo a todo acto de crítica o cuestionamiento había llegado a un límite. La prensa denominada “chicha” ya no tenía la capacidad para disuadir el descontento popular. La recesión económica había hecho sentir sus estragos en los sectores medios, que dejaron de respaldar al fujimorismo; y la ineficiencia estatal, los altos niveles de corrupción en el gobierno y el caos social generaban indignación en la ciudadanía.

Solo dos presidentes de América Latina llegaron para la juramentación presidencial, los demás rechazaron la invitación. La prensa internacional era la única que transmitía en directo lo que sucedía en las calles: nubes de gases lacrimógenos cubriendo todo el distrito limeño de Cercado, los policías y la sociedad civil enfrentados por el control de lo público. Y si bien Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos lograron resistir la protesta del 28 de julio, el tercer gobierno se iniciaba con mucha conflictividad social. La gente ya no quería a Fujimori como presidente, los jóvenes y las mujeres eran quienes mostraban mayor compromiso con el proceso democratizador. Fernando Olivera, el 14 de setiembre del 2000, presentó al público el video Kouri-Montesinos, con el cual se inicia el desmoronamiento del régimen criminal que gobernó el Perú en la década de los noventa.

Tras la denuncia se inicia el caos en la cúpula fujimorista. Alberto Fujimori anuncia al país el adelanto de las elecciones, genera una campaña mediática sobre la supuesta búsqueda de Montesinos, mientras este se fugaba en el yate Carisma y recibía 15 millones de dólares por supuestos años de servicio; no sin antes intentar planificar un golpe de Estado, que pretendía poner a uno de los ministros como presidente. Algunos días después Alberto Fujimori se fue a un encuentro de la APEC y desde Japón envió su renuncia, evidenciando el desmoronamiento de la última dictadura en nuestra historia.

 

Marco Sipán

 
Marco Sipán
24 de mayo del 2016

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