Édgar Villanueva

¿Reconstrucción con Cambios o guillotina política?

¿Reconstrucción con Cambios o guillotina política?
Édgar Villanueva
27 de octubre del 2017

 

“Un fracaso más”… sí importa

 

Los gobernadores de la Mancomunidad de Regiones del Nororiente del Perú (Lambayeque, Piura, La Libertad, Tumbes, Cajamarca, Amazonas, San Martín y Loreto) han saltado hasta el techo por las declaraciones del director ejecutivo de la Autoridad Para la Reconstrucción con Cambios (ARCC, Ley N° 30556), Pablo de la Flor, brindadas al diario El Comercio, y han pedido, mediante enérgica carta pública, que el presidente Kuczynski le corte la cabeza y nombre a otro director. ¿Cuál ha sido el error, la razón, pecado o herejía cometida por Pablo de la Flor para que los gobernadores pidan mandarlo a su casa?

 

Empecemos por el principio. Es bueno recordar el fracaso del FORSUR que se creó el 2007 para enfrentar la reconstrucción por el terrible terremoto (7.9°) que asoló Ica y parte de Huancavelica, principalmente Pisco. El FORSUR pretendió emular al FOREC, organismo que fue creado en Colombia para enfrentar la reconstrucción del eje cafetero, que sufrió un terrible terremoto en 1999; una experiencia que fue todo un éxito, al grado que organismos internacionales lo tomaron como modelo. Pero, esa réplica en el Perú (FORSUR) fue un fracaso rotundo y terminó plagado de problemas de corrupción, ineficiencia e incapacidad del Estado y de los gobiernos subnacionales para llevar adelante la reconstrucción. Hasta hoy, diez años después, las consecuencias las padecen los iqueños y huancavelicanos.

 

Mucho se ha hablado sobre las razones del fracaso del FORSUR; pero muy pocos se han detenido a pensar que la razón principal de ese fracaso es la estructura anquilosada del propio Estado. En efecto, el Perú es un país fracturado, profundamente asimétrico, con estructuras institucionales y políticas arcaicas, débiles y paquidérmicas y, por lo mismo, permeables a la corrupción. Si para situaciones normales tenemos un Estado incapaz de formular y ejecutar proyectos sólidos que sirvan a la ciudadanía y al desarrollo del país, la situación se agrava exponencialmente cuando de afrontar una catástrofe natural como el fenómeno de El Niño, huaicos o un terremoto se trata.

 

Si para algo sirven las declaraciones de Pablo de la Flor, que han enervado a los gobernadores de la Mancomunidad del Nororiente, es para poner al desnudo “las limitadísimas capacidades que el propio Estado tiene para imprimirle velocidad y agilidad a la ejecución de las iniciativas” para la reconstrucción. Y que “el principal obstáculo son las capacidades instaladas en los gobiernos regionales y locales, que supuestamente iban a ser los socios en la reconstrucción” y que “tienen brechas e incapacidades que están dificultando los avances en la reconstrucción” ( Pablo de la Flor. El Comercio 23-10-2017).

 

En buen romance, según el director Ejecutivo de la ARCC, la reconstrucción está prácticamente paralizada por esas brechas e incapacidades de los gobiernos subnacionales. ¿Cuál es la solución que propone De la Flor? Pues: “darle la capacidad a la autoridad (ARCC) para ejecutar proyectos, y no esperar a que los mismos se traben” (ibídem). ¿Aquí está la “madre del cordero” de la airada reacción de los gobernadores de la mancomunidad que al unísono piden la cabeza de Pablo de la Flor? Queda la percepción de que la protesta y exigencia es por quién maneja el mayor pedazo de la enorme torta presupuestal de S/ 25,000 millones.

 

La confrontación ha empezado y la relación entre la ARCC con los gobiernos subnacionales de las zonas afectadas está herida. Grave situación que la premier Aráoz deberá enfrentar, toda vez que está en peligro el Plan de Reconstrucción que, si fracasa como el FORSUR, tendría un impacto social catastrófico en la población afectada y sería un terrible fracaso de gestión política para el Gobierno.

 

Pero hay que entender que un desmadre en la reconstrucción, no solo afectará al Gobierno sino también al Congreso, toda vez que quedará en evidencia que el Legislativo tampoco ha tenido la capacidad de formular propuestas que permitan la reforma justamente de esas fallas estructurales que arrastra el Estado peruano hace décadas y que están en la base de inoperancia estatal. En este contexto, al Gobierno y a la oposición (especialmente a Fuerza Popular), no les queda otro camino que sentarse en una mesa y discutir alternativas concertadas, respetando cada uno sus fueros, para impedir que la Reconstrucción con Cambios fracase; independientemente de si los “mancomunados” logran la decapitación del actual director ejecutivo.

 

Y por supuesto que en esto los ministros de Agricultura, Transportes, Economía y Vivienda, encabezados por la premier, no pueden ponerse de perfil, ya que de acuerdo la Ley N° 30556 son miembros del Directorio de la Reconstrucción con Cambios. El Gobierno debe retomar la iniciativa política y empatía mostrada en pleno Fenómeno de El Niño costero. El país no está para soportar que llueva sobre mojado.

Edgar Villanueva

Édgar Villanueva
27 de octubre del 2017

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