Manuel Bernales Alvarado

¡Que no se pierda el bienio!

Recomendaciones para superar los conflictos sociales en torno a la minería

¡Que no se pierda el bienio!
Manuel Bernales Alvarado
17 de junio del 2019

 

Mi primer artículo en este portal, que respeta mis puntos de vista y de otras personas, fue "Recetas para impulsar la minería", del 15 de febrero de 2016. Después insistí en que no se debe perder el quinquenio. Queda poco más de dos años. Deseo compartir ahora planteamientos que vengo reiterando en otros medios, como radio y TV.

En ese texto inicial, no figuraba Tía María de gran peso específico antes y ahora. Cito: "Según el viceministerio de Minas, hacia fines del 2016, Las Bambas y las ampliaciones de Cerro Verde y Toquepala, las minas de Antapaccay, Toromocho, Constancia y Antamina ampliada, sumarán casi US$ 25,000 millones en inversión para producir alrededor de 1.4 millones de toneladas métricas finas de cobre. A estos volúmenes de producción hay que agregar 910,000 onzas de oro y 20 millones de onzas de plata. Y a estas buenas noticias hay que sumar US$ 3,600 millones Alpamarca - Río Pallanga, Inmaculada, Crespo, Shahuindo, Corani, Ollachea y San Gabriel." ¡La fuente citada no incluía Tía María!

Meses antes, aún en vida Pepe Matos Mar, merced a un común amigo y colaborador suyo, José Mejía, leí y analicé notas para una reflexión muy valiosa que luego le publicó El Comercio, en 2015. Ese mini ensayo conserva plena vigencia. Entonces y ahora, pocos científicos sociales se aventuran a escribir criticando y aportando propuestas de acción para mejorar la gestión pública, de inversiones en "industrias extractivas", no solo mineras o de energía. Hoy destaca la ausencia de la palabra informada de maestros universitarios que desde sus respectivas profesiones conocen estos temas. ¿Tal vez muy pocos? También los gremios o colegios profesionales brillan por su ausencia, salvo algunos especialistas sociólogos, que con todo derecho, y respeto eso, hacen "doctrina e ideología", pero esto es distinto del análisis y consecuentes propuestas para la acción. No quiero decir que lo último esté exento de ideología y perspectivismo cultural. En los sesenta se recogió una frase de Galbraith: la economía es una ciencia ideológica. Esa comprobación era compartida por profesores serios de distintas tendencias, salvo por algunos "sacerdotes" del mercado libre o del estatismo.

La prensa de estos dias anuncia la pronta activación del proyecto Tía María. No tardarán en saltar diversas oposiciones: de algunos, no todos, los pobladores del área de influencia del proyecto, periodistas, blogueros, congresistas, y también de quienes consideran que no hay nada mejor que hacer en el área de Las Bambas, Apurímac y Cusco. Luego serán otros departamentos, porque el proyecto los necesita.

Las cosas están un poco tranquilas, pero el proceso apenas empezó en una nueva circunstancia lograda precariamente. De acuerdo a nuestra cultura política, no hay mucho tiempo para hacer las cosas bien antes de que empiece el nuevo período electoral, suponiendo que no haya novedades sustantivas, como cierre del Congreso —que por asumir la responsabilidad de aprobar normas constitucionales ha devenido "constituyente", según tesis de algunos maestros universitarios— que, como otros pocos docentes de distinta opinión, intervienen en este debate nacional.

Invito a que pensar en lo siguiente: ¿cuántas personas, asumiendo que son preparadas, trabajan para los ministerios claves en zonas o áreas específicas donde se localizan los proyectos priorizados? Digamos que esos ministerios clave son Energía y Minas, Agricultura, Produce, Salud, Educación, Ambiente, Transporte y Comunicaciones, no vayamos lejos. Si trabajan con una cultura de equipo y normas que más adelante reiteraré, formarían un aceptable y mejorable equipo, si es que la PCM también pone equipos en puntos estratégicos, aún con más carga de trabajo para los que tienen sede en Lima. Sin equipos localizados en forma permanente y estable, tienden a convertirse en viajantes, no misioneros, pues el concepto vigente se llama viaje, no misión. Entre personal estable y contratados, sin considerar que no pocas veces se contratan consultorías específicas, bastante bien pagadas, ¡hay notablemente más personal en Lima que en el terreno del consenso y de conflicto social!

Si se añaden las personas que trabajan en otros entes del respectivo sector, bajo la égida del ministerio correspondiente, ¿se varía esa proporción en favor de los que están viviendo en el campo, acompañando a los peruanos de las áreas de influencia directa, indirecta, provincial o departamental o interdepartamental, como en el caso Las Bambas? Mi experiencia me dice que no. Algunas instituciones tienen personal haciendo trabajo en el campo, en sus materias específicas, y los he encontrado en Talara, Puno o Loreto. Pero son "técnicos", así se identifican o refugian (no discuto eso aquí y ahora), y no siempre cuentan con los medios materiales inmediatos para acciones emergentes; como daños por relaves o por atentados, o desgaste por vejez sin buen mantenimiento del Oleoducto Nor Peruano, por mencionar los más recurrentes.

Veamos el asunto de otra manera: el costo financiero que regula el todopoderoso MEF. ¿Cuánto representa el costo de equipos permanentes y estables en zonas priorizadas, bien supervisados y apoyados, en comparación a los miles de peruanos que van ver sus vidas transformadas para mejor vivir con buenos proyectos, pocos estratégicos, proyectos que cuestan y aportan millones de dólares en periodos de entre 15 y 30 años, hasta el cierre de mina o de proyecto incluido, que ahora ni se considera? Voy a decir algo: cuando el ministro Merino Tafur me encargó presidir la Mesa para la minería y desarrollo en Moquegua, teniendo como palanca el proyecto Quellaveco, mi salario como director general era de S/ 9,000. Un amigo que conoce bien el Perú, me dijo "eso es una salario barato". Le dije que sí. Lo acepté porque era una oportunidad de devolver a mi país, e incluso a mis amigos, compañeros, hasta parientes moqueguanos, lo que recibí en educación de mis padres y maestros, empezando en Iquitos de mi maestra doña Juana Venegas, en Iquitos, que regentaba una precursora escuela mixta.

Más de la mitad de las personas de la Mesa de Moquegua Quellaveco ganaban más que yo. Pero los de Coscore y Tala, mucho menos. Varios períodos trabajé para el sistema de las Naciones Unidas y la UNESCO con mejores remuneraciones, también para el Perú y otros estados, siempre como servidor público en una misión. Todos los equipos en campo y en Lima requieren de una acción previa, durante y antes de cesar. Esto es más urgente que antes en un Perú sumido en guerras, ideologías, ilícitos de toda índole, con bajos estándares éticos y morales, y ausencia de buenos ejemplos o muy pocos.

Más urgente aún es la capacitación a los equipos de los gobiernos regionales, donde hay personas aptas o con potencial muy valioso para la famosa articulación entre los niveles de gobierno. Mucho más importantes es a la larga la capacitación a equipos provinciales y distritales, porque integran personas con menos servicios públicos; entre estos la educación, muy deficiente. Y sobre todo porque ellos viven allí. Los de Lima y los regionales a la corta, no a la larga, están casi condenados a ser aves de paso, porque los elegidos periódicamente suelen llevar a los de su confianza que no son empleados de primera, salvo excepciones .

Algo más, la mineras y otras empresas de industrias extractivas, tienen también personal en estos menesteres comunitarios, por lo común en una organización de segundo nivel, subordinada a otras estimadas más importantes; no obstante de que ni operaciones o logística se encargan de lograr la licencia social. Ya en la época de la Cerro de Pasco Cooper Corporation discutíamos estos asuntos con Norman King prestigioso funcionario de human relations. Se trata pues de ir comprendiéndose mutuamente, para trabajar en forma coordinada y reduciendo las áreas de conflicto que siempre se van a dar entre lo público en tres niveles de gobierno, lo privado empresarial y los ciudadanos comuneros o campesinos o ribereños, en sus casos que viven donde se localizan las fuentes de trabajo y de riqueza nacional.

Veo, analizo y valoro estos procesos no solo desde arriba sino desde abajo y hacia los lados. La gestión en todos los casos de energía y minas, es una gestión de complejidad, no solo táctica, operativa, de bomberos, sino estratégica, preventiva, anticipatoria, como lo reiteré hace poco en importante colectivo universitario, estatal, empresarial y de profesionales decididos a impulsar la institucionalización del planeamiento energético a largo, mediano y corto plazo en nuestro urgido Perú.

Para que la minería pueda seguir desarrollando todos los efectos virtuosos en el crecimiento y la reducción de pobreza y desigualdad, que es condición sin la cual no puede haber ciudadanía ni gobernanza democrática, no solo se necesita una estrecha coordinación entre Ejecutivo y Congreso, sino también articular políticas con los gobiernos regionales y locales ejerciendo plena autoridad estatal con los siguientes criterios que siguen vigentes:

— Superar la violencia con mejores estándares y actuaciones de las fuerzas del orden.

— Unidad de doctrina, enfoque, metodología y mando desde los inicios hasta el cierre de proyectos.

— Equipo de promotores residentes en las zonas directas e indirectas de cada proyecto, bien seleccionados, entrenados, supervisados y remunerados, para lograr condiciones cohesivas y superar los diferendos en contextos de diversidad geográfica, social, cultural y política. No se gana ningún partido sin luchar en la cancha.

— Inversiones en educación y salud interculturales. Programas de alfabetización de alta calidad y microcapacitaciones de ciudadanos en zonas de influencia directa e indirecta, definidas como zonas vitales estratégicas. Para consolidar una buena gestión del territorio se deben organizar cadenas productivas intersectoriales y superar riesgos ambientales.

— Dejar atrás las fórmulas o manías “metodologistas” y el abuso de nuevas expresiones para viejos problemas, y superar el clientelismo en consultorías. Hay una excesiva normatividad y algunos candidatos o autoridades quieren incrementarla.

— Fortalecer el papel de coordinación de la Presidencia del Consejo de Ministros, con neto apoyo del MEF, antes que “sector para atención de conflictos de toda índole”. Se debe subordinar a las políticas generales a los ministros sectoriales y la red de entidades como la Autoridad Nacional del Agua y los gobiernos regionales. No hay autarquía ni soberanía subnacional. Este asunto ha crecido en riesgo en varios departamentos.

— Transparencia en los tres niveles y poderes del Estado y las “industrias extractivas”.

— La “red del gobierno de la República en sus tres niveles” urge ser ajustada. Armonizar lo central y lo descentralizado; el consenso o “licencia social” y el cumplimiento de requisitos legales. Uno existe debido a lo otro, en reciprocidad.

— Gestión de excelencia del SENACE y la red de tutela humana y ambiental, mejorando la gestión de Ambiente y de Cultura, que algunos pretenden liquidar.

 

Manuel Bernales Alvarado
17 de junio del 2019

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