Guillermo Vidalón

Perú: ¿un peón global?

Los planes “bolivarianos” para nuestro país

Perú: ¿un peón global?
Guillermo Vidalón
01 de septiembre del 2021


El Perú siempre ha sido un país atractivo por sus riquezas y, por lo tanto, el diálogo geopolítico siempre estará presente. Francisco Pizarro decidió marchar hacia el sur de la isla del Gallo (actual Colombia) para conquistar el imperio de los Incas mediante la agudización de los conflictos al interior del Tawantinsuyo, hasta lograr su objetivo. Por entonces, España había visto interrumpida la ruta de la seda con Oriente y decidió atravesar el océano Atlántico, encontrándose con América.

La historia se repitió con el salitre, que marcó el ingreso indirecto del Imperio Británico en el conflicto de la Guerra del Pacífico. En la actualidad, la presencia de los intereses hegemónicos en América Latina es cada vez mayor. Por un lado, el Gobierno chino convirtiéndose en el mayor socio comercial de varios países, entre los que se encuentra el Perú; por el otro, la presencia islamita que tiene interés en el uranio.

Para cumplir cualquiera de esos objetivos se debe contar con la favorable disposición de los respectivos poderes ejecutivos. Esa es la razón por la que se capacita, organiza y quizás hasta se financia a dirigentes que, con la excusa de la reivindicación social, logran posicionarse como defensores de la población para finalmente asirse del poder. Ejemplos huelgan: Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina, Nicaragua.

¿Qué planes “bolivarianos” hay para el Perú? Acabar con las “pelotudeces democráticas”; en consecuencia, no más alternancia en el ejercicio del poder, réquiem para la democracia. La demanda de una nueva constitución tiene este objetivo, y no el de satisfacer las demandas de la población. Ningún papel bañado en tinta por sí mismo ha elevado la productividad y menos el bienestar de la población. Sin embargo, de las trece constituciones de nuestra historia republicana, hay algunas que resultaron más eficientes para promover el bienestar y reducir la pobreza. La razón: esas constituciones garantizaban la confianza que requiere el inversor nacional y el extranjero. Por la actual Constitución el Perú crece más que los países del eje chavista.

Se exacerba el sentimiento nacionalista de la población para hacerle creer que la estatización de los recursos naturales beneficiará al pueblo. Nada más falso, solo se trasladará la producción con el menor valor agregado posible hacia los países a los cuales sirve… el líder del partido gobernante. El discurso que expresa “más impuestos” por la coyuntura de precios de los metales es una estratagema para ganar tiempo mientras la facción extrema se consolida en el poder.

La reclamada “ciencia y tecnología” desde el discurso político solo forma parte de un guion cautivador para el ciudadano. Alguien se ha preguntado por el resultado de las innovaciones e investigaciones que supuestamente han impulsado los gobiernos bolivarianos. ¿Algo relevante que haya añadido valor agregado a su producción para que se posicione en el mercado internacional? Porque salvo el incremento de la productividad por hectárea de la hoja de coca, y su conversión y comercialización, no se conoce más.

El país requiere un norte claro: elevar su productividad para generar empleo y reducir la pobreza. No hay otro camino.

Guillermo Vidalón
01 de septiembre del 2021

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