Pensemos en el futuro de las mujeres

Somos cada vez más las mujeres que ingresamos al mercado laboral en el mundo. Y aún somos, en la mayoría de los casos, las que nos hacemos cargo solas del cuidado del hogar. Y además de eso, según el documento “La brecha salarial entre hombres y mujeres en América Latina” de la OIT, las mujeres, en promedio, siguen recibiendo salarios menores que sus pares masculinos, a pesar de estar igualmente capacitadas o de ejercer las mismas tareas.

La buena noticia es que si se compara el 2016 con el 2010, según el documento antes citado, la disminución de la brecha de género en el salario por hora en Perú es notoria, ya que pasa de 13.9% a 9.2%. Sin embargo, si bien en Perú “la edad no parece ser relevante para las brechas de género en salario por hora” según OIT, en el 2016, en el caso de las mujeres de 60 años y más, la brecha es del 30.7%, más del doble de la del resto de rangos de edad (entre 10% y 14%). 

Este dato es el que debe preocuparnos tanto a nivel individual como para la definición de las acciones de política pública. Es claro que la estructura de la pirámide poblacional está cambiando y que la participación de las mujeres mayores de 60 sobre el total será cada vez más significativa. La gran pregunta es ¿estamos preparados para enfrentar ese reto? ¿Ahorramos los peruanos para el futuro?

En el Insurance Day 2019, evento organizado por Apeseg, Rolando Arellano hizo una presentación en la que compartió algunas frases de los adultos mayores que entrevistó. Una de ellas sintetizó quizás el sentir de muchos: “Quisiera haber sabido que podía aportar como independiente, realmente esa falta de conocimiento es lo que me ha dejado en el estado actual. No aporté porque no sabía cómo hacerlo”. Tenemos un gran reto por delante y corto es el tiempo para enfrentarlo. Desde la Asociación de AFP venimos planteando soluciones graduales e integrales que atiendan las necesidades de ingresos de la población en la etapa “adulta mayor”.

En el caso de la población vulnerable, el soporte del Estado es fundamental. Pero hace rato se requiere que, más allá de pensar en soluciones demagógicas, se planteen respuestas técnicas para el resto de la población no cubierta por algún sistema de pensiones. Por ejemplo, la creación de nuevos productos de pensiones que se adecúen a las modalidades de generación de ingresos de los independientes, y a los que se pueda aportar de manera mucho más sencilla.

En simultáneo, otros países vienen trabajando en alianzas público privadas, en estrategias de economía del comportamiento, para que los jóvenes empiecen a pensar en su futuro desde que inician su actividad laboral. Es precisamente en la etapa de adulto mayor en la que quisiéramos no ser carga para nadie y tener nuestros propios ingresos para cubrir nuestras necesidades y darnos nuestros gustos.

Renovemos, en el Día Internacional de la Mujer, nuestro compromiso como sociedad para trabajar desde hoy en soluciones que reduzcan las brechas de ingresos. Y que le permitan a las adultas mayores gozar de una buena calidad de vida. ¡Se lo merecen!