Iván Arenas

Las elecciones limeñas y la sociedad popular y emergente

Es hora de que Gamarra y los almacenes de la av. Abancay tengan su candidato

Las elecciones limeñas y la sociedad popular y emergente
Iván Arenas
09 de mayo del 2018

 

Quizá una de las principales novedades de estas elecciones municipales es que en Lima, la gran ciudad del Perú, solo se presente una mujer, Esther Capuñay (Lima Va, UPP), como candidata. Sin duda, semejante noticia cae como un baldazo de agua fría ahora que se debaten cuestiones de género e igualdad de oportunidades políticas para las mujeres.

No obstante, esa no es la única novedad. La otra gran noticia es que quien quiera ganar tendrá que representar las demandas de esa inmensa y ajena sociedad emergente de la gran Lima. De alguna manera, la base electoral que le hizo ganar sendas elecciones a Luis Castañeda fueron los sectores populares y emergentes. Sin la presencia del ahora alcalde estos sectores quedarán sin representación política.

Es una tarea difícil que el fujimorismo keikista llene el vacío que deja Castañeda y que, de pronto, Fuerza Popular conecte con los sectores populares y emergentes, porque desde hace mucho tiempo se nota un distanciamiento entre la dirigencia naranja y las bases populares. Con la candidatura de Diethell Columbus (un nombre difícil de pronunciar, además) todo indica que la distancia se ensancha. Ahora bien, de alguna manera estos sectores van a reclamar una representación política y electoral. Ese será el gran bolsón electoral en disputa de estas elecciones municipales limeñas. Es hora de que Gamarra y los grandes almacenes de la avenida Abancay tengan su candidato ¿O no?

Quizá entonces la candidatura, por ejemplo, de Esther Capuñay (el otro sería José Luna Gálvez) conecte con la gran Lima popular. Capuñay (como Luna Gálvez) son “emergentes”, de raíces provincianas, constructores de la “otra modernidad” y alejados social y culturalmente de la Lima tradicional. No obstante, la ventaja de Capuñay es que ha podido liderar y construir una candidatura metropolitana, a diferencia de Gálvez. Y eso ya es mucho. Es la empresaria emergente que quiere ser dirigente.

La clave de estas elecciones es comprender las demandas y exigencias de esa inmensa sociedad limeña, tan distante de la Lima tradicional y criolla. Otro ejemplo es que en los sectores emergentes limeños las identidades políticas que giraban en torno a la derecha o a la izquierda se han esfumado y se han construidos otras fronteras. La izquierda caviar, que siempre reclamó para sí los sectores populares, se ha reducido a los barrios mesocráticos. El triunfo de Villarán solo se puede entender porque los operadores políticos de Castañeda hicieron contracampaña a Lourdes Flores Nano.

Pero Capuñay parte con otra ventaja. Ninguno de los candidatos tiene un perfil popular, y casi todos apuestan por un discurso “tecnócrata” que, valgan verdades, está agotado. Velarde o Zurek repetirán el discurso gastado del “tecnócrata” eficiente; y salvo Enrique Cornejo, no serán creíbles.

Habría también que hacerse una pregunta: ¿Por qué Castañeda o Andrade, en su momento, ganaron casi todas las elecciones limeñas? Una primera aproximación sería que representaban las demandas de una mayoría electoral de claro perfil popular y emergente. Quién tenga otra respuesta entonces que la ponga en mesa.

 

Iván Arenas
09 de mayo del 2018

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