Javier Agreda

La Silla del Águila

A 20 años de la publicación de la novela de Carlos Fuentes

La Silla del Águila
Javier Agreda
10 de noviembre del 2023


El mexicano Carlos Fuentes (1928-2012) fue uno de los narradores fundamentales del boom. Hacia el final de su vida, reunió casi toda su extensa obra narrativa –que se inició con el libro
Los días enmascarados (1954)– dentro de un ciclo al que denominó “La edad del tiempo”, título que expresa bien su constante búsqueda en la historia mexicana de aquellas claves que le permitan entender los problemas de su país. De ese pasado dio un salto hacia el futuro en su novela La Silla del Águila (Alfaguara, 2003), un relato de política-ficción que nos remitía al entonces lejano 2020, cuando la muerte del presidente de México –uno de los pocos países en los que no existe un vicepresidente– desencadena las peores intrigas y luchas por el poder.

Fuentes ambientó esas acciones en el futuro, pero en realidad estaba hablando del tiempo en el que escribió el libro. El gobierno mexicano critica la intervención militar de los norteamericanos en Colombia y, en represalia, sus vecinos del norte sabotean todas sus comunicaciones radiales, telefónicas o por internet. Por eso los personajes de esta ficción se ven obligados a comunicarse por cartas, las que reunidas constituyen la propia novela. En ellas vamos conociendo las personalidades, los más íntimos secretos e insospechados vínculos de todos ellos: el presidente Lorenzo Terán –un hombre honrado pero sin mucho temperamento–, la intrigante María del Rosario Galván, el grotesco e infame primer ministro Tácito de la Canal, el secretario de Gobernación Bernal Herrera, el ministro de Defensa Mondragón von Bertrab y muchos otros, incluyendo al joven Nicolás Valdivia, el sucesor de Terán.

En la línea más dura de la tradición literaria satírica, la narración es una fuerte crítica a la forma como se manejan el gobierno y los asuntos públicos en México; además de una “novela en clave”, pues muchos de los personajes (casi todos mentirosos, corruptos y traidores) que aquí aparecen son caricaturas de conocidas personalidades de la política de ese país. Así, un elemento importante de la novela son las sarcásticas y pesimistas reflexiones de todos los personajes: “No hay gobierno que funcione sin el aceite de la corrupción”, “Hay zonas tan oscuras de la política que sólo gente con manos sucias puede controlarlas”, “El canibalismo político se practica en todas partes… el acto propiciatorio de todo nuevo presidente es matar al predecesor”.

La contundencia aforística y el ingenio verbal que muestra Fuentes en estos pasajes terminan mellando la propia verosimilitud de la ficción novelesca. Todos los personajes –jóvenes o viejos, tontos o inteligentes– parecen tener el mismo sentido del humor, formación cultural y capacidad reflexiva; no son más que máscaras a través de las cuales el autor nos hace escuchar su propia voz. Y ese es sólo uno de los múltiples problemas “narrativos” de esta novela. Otro tienen que ver con el desenvolvimiento de la trama, entorpecido en la primera mitad del libro por los arrebatos ensayísticos de Fuentes, mientras que en la segunda mitad la acumulación de peripecias y sorpresas (desde un muerto que revive hasta la identidad del verdadero padre de Nicolás) lo hacen llegar hasta los límites de lo burlesco.

El propio carácter epistolar de la novela representa ciertas dificultades literarias que el autor no ha podido superar. En las cartas no suelen hacerse descripciones ni los largos y detallados relatos de sucesos que en este libro encontramos; mucho menos cuando (como ya ha señalado la crítica) tanto quien escribe la carta como el destinatario han sido testigos de esos sucesos. La Silla del Águila dista mucho de estar entre lo mejor de la obra narrativa de Fuentes, pero sí es una interesante visión, pesimista y sumamente irónica, del futuro político inmediato de México y Latinoamérica. Y entre las predicciones que el autor hace en este libro no faltan las literarias (y fallidas), como afirmar que César Aira será el primer escritor argentino en recibir el Premio Nobel.

Javier Agreda
10 de noviembre del 2023

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