Arturo Valverde
La primavera de Maupassant
Leer un cuento de Maupassant es entrar a un mundo de percepciones y sensaciones

En Primavera (Au printemps), cuento del escritor francés Guy de Maupassant, que vio la luz del mundo literario en el año 1881, como parte del volumen La Maison Tellier, revela desde sus primeras líneas la manera íntima en que el autor percibe la vida. La descripción de la realidad que se ofrece al lector transcurre de un mundo visible a otro invisible, dominado por las percepciones y sensaciones.
“Cuando llega el buen tiempo, y la tierra despierta y reverdece, y la tibieza perfumada del aire nos acaricia la piel, entra en el pecho, parece penetrar en el corazón mismo, nos vienen vagos deseos de dichas indefinidas, deseos de correr, de ir al azar, de buscar aventuras, de beber la primavera”, describe este primer párrafo.
Todos esos olores de “la tibieza perfumada del aire”, o los colores y el movimiento de la tierra que “despierta y reverdece”, son elementos íntimos que el escritor francés transcribe, creando una atmósfera que se adecúe al propósito principal de su relato, que no es otro que la historia de un amor imposible. Más adelante, uno de los personajes de este cuento advertirá: “En mi opinión el gobierno debería poner todos los años, en los muros, grandes carteles con esta frase: “Retorno de la primavera. Ciudadanos franceses, cuidado con el amor”. Igual que se escribe en la puerta de las casas: “¡Cuidado con la pintura!”.
El arte a lo largo de su historia ha registrado el modo en que el ser humano ha graficado la realidad. Renacentistas, impresionistas, cubistas, surrealistas… la realidad, en sí, se proyecta desde distintos ángulos. Y hago esta mención, porque resulta que la imagen que acompaña el cuento En Primavera, es una pintura de Georges Pierre Seurat (1859-1891), titulada “Una tarde de domingo en la isla de la Gran Jatte (Un dimanche après-midi à l'Île de la Grande Jatte)”, que retrata una escena dominical cerca del río Sena. Luego, al voltear la última página, uno se encuentra con el cuadro “La Grenouillère” de Claude Monet (1840-1926). La edición que tengo en mis manos es Los Cuentos Completos de Páginas de Espuma.
Guy de Maupassant retrata un mundo de impresiones, evocando olores y colores, de “azul del cielo todo encendido por el sol”, de “un impulso de savia desbordante”, y “de animalitos que se aman” entre la hierba. Leer un cuento de Maupassant, como es el caso de En Primavera, provoca en uno casi los mismos efectos que contemplar una pintura de Monet o Seurat. Es entrar a un mundo de percepciones y sensaciones.
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