La memoria de Sancho

Don Miguel, por más gracioso que parezca lo que usted nos cuenta, lo cierto es que la memoria de Sancho Panza es un asunto bastante delicado porque podría acabar metiendo en más de un lío a cualquiera. 

¡Mire, no más, lo que hizo con la carta de don Quijote! Como Sancho no tiene en sus manos la carta, acaba por inventarla con lo poco o nada que recuerda: “Por Dios, señor licenciado, que los diablos lleven la cosa que de la carta se me acuerda”, aunque en el principio decía: Alta y sobajada señora…. Luego, si mal no me acuerdo, proseguía: “el llego y falto de sueño, y el ferido besa a vuestra merced las manos, ingrata y muy desconocida hermosa”, y no sé qué decía de salud y de enfermedad que le enviaba, y por aquí escurriendo, hasta que acababa en “Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura”. 

No podemos negar que, a pesar de su mala memoria, a Sancho lo impulsa la buena voluntad y la nobleza de su afán para cumplir el encargo del caballero Quijote, que le encomendó enviar una carta a la señora Dulcinea del Toboso. La situación, que es bastante graciosa e hilarante, muestra ese lado bondadoso que hay en Panza, y despierta en uno ternura y cariño hacia este personaje, muy a pesar del enredo. 

 “No poco gustaron los dos de ver la buena memoria de Sancho Panza, y alabáronsela mucho y le pidieron que dijese la carta otras dos veces, para que ellos asimismo tomasen de memoria para trasladarla a su tiempo. Tornola a decir Sancho otras tres veces, y otras tantas volvió a decir otros tres mil disparates…”. 

 ¡Y qué disparates! Si tuviera que confiarle una carta, dudaría mucho en darle esa responsabilidad a él o cualquiera otra persona desmemoriada cual Sancho Panza, por más nobles que puedan ser sus intenciones.