Alberto Orellana

La izquierda eterna: ensayos sobre la libertad

La izquierda eterna: ensayos sobre la libertad
Alberto Orellana
08 de septiembre del 2016

¡La destrucción de los pueblos por parte de la izquierda eterna!

Muchos de nosotros debemos haber leído el libro El octavo ensayo, de Aldo Mariátegui, cómo “la izquierda jodió al Perú” como el propio Mariátegui lo dice. Pero La izquierda eterna, escrito por Diego Trinidad —integrante del Interamerican Institute for Democracy, una ONG presidida por Carlos Alberto Montaner desde el 14 de mayo del 2015—, es un libro que nos ilustra acerca de cómo, a través de la historia, siempre ha habido personas que han conspirado contra las libertades individuales para forjar estados depredadores y expoliadores. Por otro lado, cabe decir que es más correcto hablar de una izquierda que empezó en la Revolución Francesa y sigue hasta nuestros días que del comunismo, que terminó con la caída del Muro de Berlín.

La idea de este ensayo surgió en un reportaje sobre la destrucción del centro azucarero Hershey ,que fue uno de los más importantes en Cuba y el primero en tener una refinería de azúcar adyacente. Una destrucción similar a la que ocasionó La reforma agraria en junio de 1969 en el Perú. En este libro el autor demuestra que la izquierda, casi por definición y naturaleza, tiende a destruir. Y eso es lo que ha hecho desde su aparición, con la Revolución Francesa; aunque cabe resaltar que las revoluciones profesan la destrucción del Estado para intentar crear algo mejor y con gobernabilidad. Pero al final la izquierda es incapaz de crear un Estado productivo, mucho menos un “paraíso terrenal”, sobre los escombros de las sociedades destruidas.

Hay muchos casos a lo largo de la historia en los que se puede apreciar lo nefasto que ha sido la izquierda. La Revolución Francesa no duró mucho tiempo, y menos duraron todos los grandes cambios que introdujo. Por otro lado, produjo directamente a uno de los personajes más dañinos en la historia: Napoleón Bonaparte. Bajo Napoleón casi todos los “logros” de la revolución desaparecieron, excepto La Marsellesa y la guillotina, mientras que los muertos se multiplicaron exponencialmente.

Los mismos resultados de muerte, destrucción y retraso han traído consigo las revoluciones del Che Guevara, Mao Tse Tung o Pol Pot por más de 224 años. Ni qué decir de la Revolución Bolchevique en Rusia, cuyo mayor líder, Vladimir Lenin, había aprendido algunas lecciones de la efímera Comuna de París, hechos trágicos y sangrientos descritos por el propio Karl Marx.

No sabemos cómo ni cuándo caerá la Revolución Cubana. En Rusia duró 74 años; en Cuba difícilmente dure tanto. De manera que a pesar de la destrucción de la antigua sociedad cubana y la creación del “hombre nuevo” soñado por el Che Guevara todo eso pasará a la historia algún día, como una larga y terrible pesadilla. Nada quedará. Porque la izquierda eterna solo puede causar la destrucción de la sociedad, pero afortunadamente su legado no es duradero. Es el único consuelo frente a ese azote de la humanidad que ha sido y sigue siendo la izquierda eterna.

 

Alberto Orellana Kontoguris

 
Alberto Orellana
08 de septiembre del 2016

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