Giovanna Priale

La hora de la minka: solidaridad ante todo

Lo que levanta a nuestros países en las duras batallas

La hora de la minka: solidaridad ante todo
Giovanna Priale
30 de julio del 2020


Luego de tomar consciencia de que los fallecidos por Covid-19 serían más 45,000 compatriotas, y que esta realidad sigue latente un día tras otro, quisiera reflexionar sobre la importancia de la
minka, que en los tiempos incaicos se usaba como herramienta de trabajo comunitario con un objetivo social. Está más que claro que tenemos tres grupos vulnerables que apoyar en el corto plazo: i) niños, ii) jóvenes y iii) ancianos. No voy a discutir en esta columna lo que hizo o no el gobierno o el congreso. Voy a centrarme en discutir lo que como sociedad tenemos que hacer entre nosotros: pensar y actuar poniéndonos en los zapatos de a cuántas personas podemos beneficiar con nuestras decisiones.

Hace años cuando visité Santiago de Chile, fui a la urbanización de Ñuñoa, en la que vivían algunas mujeres que eran madres jóvenes cuando Pinochet tomó el control del país. Me llamó poderosamente la atención lo bien que se llevaban todos los vecinos y lo mucho que se conocían. Entonces compartieron conmigo sus historias. Ellas hacían largas colas para recibir la comida, pues estaba racionada, y aprendieron a intercambiar los productos que lograban adquirir (trueque) y algunas veces, se turnaban para cocinar entre hogares. Sin duda alguna, solidaridad a punta de esfuerzo ciudadano para que todos los niños tengan un plato de comida en sus mesas. Eso es lo que levanta a nuestros países en las duras batallas, como la de la pandemia que hoy debemos enfrentar.

Leyendo El significado social del dinero, de Viviana A. Zelizer, identificamos cómo el mismo billete tiene un valor más allá del monetario, dependiendo de en qué lo vamos a usar. Y esa realidad es hoy mucho más evidente. Entonces aquí el arte de distinguir entre gasto, ahorro e inversión. Imaginemos el caso de la gran mayoría de mujeres jefes de hogar con ingresos promedios mensuales de Lima Metropolitana (S/ 1,500). En el caso de aquellas con hijos terminando quinto de secundaria, pensaba en la importancia de que estos chicos tengan una computadora para recibir las clases y practicar los exámenes de admisión para prepararse para postular a la universidad.

Adquirir una laptop sería una meta de ahorro, porque esta decisión permitiría que los jóvenes sigan invirtiendo en su capital humano, promoviendo la movilidad social y mejorando su nivel de productividad. Para sus madres supondrá un gran sacrificio, pero que las llenará de satisfacción “porque ellos se merecen una oportunidad” como me dijo una de estas mamitas. Aconsejar a estos jóvenes, acompañarlos en sus decisiones y dotarlos de herramientas cognitivas y tecnológicas podría ser una tarea en la que muchos padres podemos comprometernos a través de los colegios, mediante cadenas de donaciones y voluntariado en capacitación para la preparación universitaria. Esta es la solidaridad intergeneracional que les permitirá a nuestros jóvenes seguir soñando en salir adelante para el bienestar personal y de sus familias.

Hoy dos de cada diez peruanos es mayor de 65 años. Ellos no solo necesitan una pensión, sino cuidado, alimentación y atención de salud. Nos toca cuidar de ellos como ellos lo hicieron cuando éramos niños. Los consultorios médicos distritales, como los tiene Costa Rica, a cargo de las municipalidades, deberían multiplicarse para que nuestros adultos mayores tengan atención oportuna. Y esto podría incluir el reparto de medicina a domicilio, con la atención en el hogar en los casos en los que sea necesario. Se trata de garantizar su bienestar y esa es la solidaridad en su máxima expresión: dar lo mejor de nosotros a los más vulnerables.

Estas acciones las podemos y debemos emprender como ciudadanos. Pero en paralelo el Ejecutivo tiene que poner el pie en el acelerador para incrementar los puntos de detección temprana del Covid y la reactivación de la actividad económica, en coordinación con un sector empresarial –pequeño, mediano y grande– empático, comprometido y dispuesto, una y otra vez, a apostar por el Perú.

Giovanna Priale
30 de julio del 2020

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